2 El rey Salomón se reunió con los líderes de Israel, los jefes de las tribus y las personas más importantes de las familias israelitas. Salomón quería que todos estuvieran presentes cuando se llevara el Arca del pacto de Dios desde la parte antigua de Jerusalén hasta el Templo.
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel y a todos los príncipes de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sion.
2 Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus —los líderes de las familias patriarcales de Israel— para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del Señor desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo.
2 Entonces congregó Salomón en Jerusalén a todos los jefes de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el Arca de la Alianza de Yavé desde la ciudad de David, que es Sión.
2 Después Salomón hizo reunir en Jerusalem a los ancianos de Israel, y a todos los jefes de las tribus, los príncipes de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el Arca del Pacto de YHVH desde la ciudad de David, la cual es Sión.
2 En aquella ocasión Salomón congregó ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las familias israelitas, para hacer subir el arca de la alianza de Yahveh desde la Ciudad de David, que es Sión.
Pero David dijo a sus hombres: —Si queréis derrotar a los jebuseos entrad por el canal del agua. En cuanto a los ciegos y a los cojos de que hablan, son mis mayores enemigos. De ahí viene el dicho: «Ni los ciegos ni los cojos podrán entrar en el Templo de Dios». Así fue como David conquistó la fortaleza de Sion, a la que llamó «Ciudad de David» y en la que se quedó a vivir. Más tarde construyó alrededor de la ciudad una muralla que iba desde la rampa hasta el palacio.
Alguien fue a decirle a David: —Como Obededón tiene en su casa el Arca del pacto, Dios lo ha bendecido a él y a su familia, aumentando sus riquezas. Entonces David fue a la casa de Obededón para llevarse el Arca a Jerusalén. Organizó una gran fiesta para el traslado y,
El rey David ordenó que le construyeran varias casas en Jerusalén, y que levantaran una Tienda para el Arca del pacto de Dios. Luego, David reunió en Jerusalén a todo el pueblo de Israel para que estuvieran presentes cuando trajeran el Arca de Dios al lugar que él le había preparado. También ordenó lo siguiente: —Solo los levitas cargarán el Arca, porque Dios los ha elegido para eso, y para que siempre se hagan cargo del culto.
y les recordó: —La primera vez que intentamos transportar el Arca de Dios, no le consultamos cómo había que hacerlo y vosotros no estuvisteis presentes; por eso Dios nos castigó, matando a algunos de nosotros. Vosotros, que sois los jefes de las familias de la tribu de Leví, purificaos junto con vuestros familiares para que así podáis trasladar sin culpa el Arca del Dios de Israel al lugar que le he preparado.
David y los jefes de Israel fueron a la casa de Obededón a buscar el Arca del pacto de Dios, y la trajeron a Jerusalén con gran alegría. Los acompañaron los oficiales de su ejército.
estaba este último que, junto con sus hermanos, tenía la misión de cuidar todos los tesoros y objetos sagrados del Templo. Estos objetos sagrados habían sido destinados al Templo por el rey David, como botín de guerra, por los jefes de las tribus y por todos los jefes del ejército.
David reunió en Jerusalén a todas las autoridades de Israel, a los jefes de las tribus y de los batallones militares que estaban al servicio del rey, a los comandantes de las distintas secciones del ejército, a los administradores del patrimonio real, a los educadores de sus hijos, a sus servidores y a sus guerreros más valientes. Cuando todos estaban reunidos,
De este modo se terminaron todos los trabajos que Salomón mandó hacer para el Templo de Dios. Después llevó todos los utensilios de oro y de plata que su padre David había reservado para Dios, y los guardó en el lugar donde estaban los tesoros del Templo de Dios.
Los israelitas llevaron a la Tienda del encuentro todo lo que Moisés les ordenó. Todo el pueblo se presentó ante el altar de Dios, y allí permaneció en su presencia.
Salieron del monte de Dios, y caminaron durante tres días. En todo ese tiempo, los israelitas iban con el Arca del pacto, buscando un lugar donde acampar.