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1 Samuel 1:9 - Biblia Lenguaje Básico

9 Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí estaba allí, sentado junto a la puerta.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Una vez, después de comer lo que fue ofrecido como sacrificio en Silo, Ana se levantó y fue a orar. El sacerdote Elí estaba sentado en su lugar de costumbre junto a la entrada del tabernáculo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Ese día, después que comieron y bebieron en Silo, Ana vino a presentarse ante Yavé mientras el sacerdote Helí estaba sentado en su sillón junto a la puerta del Santuario de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Un año,° después que hubieron comido y bebido, Ana se levantó en Silo, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su sitial junto a una jamba de la Casa de YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Después de comer y beber en Siló, se levantó Ana y se puso delante de Yahveh. Entre tanto, el sacerdote Elí estaba sentado en una silla, junto a la jamba de la puerta del santuario de Yahveh.

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1 Samuel 1:9
9 Tagairtí Cros  

Entonces David dijo al profeta Natán: —No está bien que yo viva en un palacio de maderas finas, mientras el Arca del pacto de Dios está en una tienda de lona.


Solo una cosa te pido, Dios mío, solo una cosa deseo: que me dejes vivir en tu Templo todos los días de mi vida para contemplar tu hermosura cuidando de tu Templo.


La voz de Dios retuerce los robles y deja sin árboles los bosques. Nuestro Dios tiene poder sobre la lluvia; él se sienta en su trono y reina por siempre. En su Templo todos lo alaban,


¡Tú destruyes a los mentirosos, y rechazas a los tramposos y asesinos!


deberán llevarlo al santuario y allí le perforarán la oreja. Con esa marca se sabrá que el esclavo pertenece a su dueño para siempre.


Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios


Samuel volvió a acostarse y, cuando amaneció, se levantó y abrió las puertas del santuario. Pero no se atrevía a contarle a Elí la visión que había tenido.


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