Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





1 Corintios 9:17 - Biblia Lenguaje Básico

17 No puedo esperar que se me pague por anunciar la buena noticia, pues no lo hago por propia iniciativa, sino que se me ordenó hacerlo.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Si lo hiciera por mi propia iniciativa, merecería que me paguen; pero no tengo opción, porque Dios me ha encomendado este deber sagrado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Si lo hiciera por decisión propia, podría esperar recompensa, pero si fue a pesar mío, no queda más que el cargo.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

17 Porque si hago esto por propia voluntad, tengo recompensa; pero si por imposición,° se me ha confiado una mayordomía.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Porque si lo hiciera por propia iniciativa, tendría derecho a la paga; pero no hago más que cumplir un encargo.

Féach an chaibidil Cóip




1 Corintios 9:17
30 Tagairtí Cros  

—Salomón, hijo mío, reconoce que el Dios de tu padre es el verdadero Dios y sírvelo con todo tu corazón y de buena gana. Porque Dios conoce las intenciones de todos y penetra los pensamientos más íntimos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre.


«Dios nuestro, todo lo que hemos dado para construirte un Templo, en realidad te pertenece a ti. Todo es tuyo; tú nos lo diste y ahora te devolvemos lo que de ti habíamos recibido. Además, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para poder hacerte estas ofrendas? Lo mismo que nuestros antepasados, somos ante ti como gente extranjera que va de paso. Nuestra vida sobre la tierra es como una sombra, sin esperanza alguna.


y también el oro y la plata necesarios para los muebles y utensilios que harán los artesanos. Así pues, ¿quién de vosotros quiere hoy contribuir con una aportación voluntaria para la construcción del Templo?


El rey David y todo el pueblo estaban muy contentos al ver la generosidad y espontaneidad con que todos habían hecho sus aportaciones.


Algunos se ofrecieron voluntariamente para vivir en Jerusalén y el pueblo pidió para ellos la bendición de Dios.


Enseguida oí la voz de Dios que decía: —¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero? Yo respondí: —Envíame a mí, yo seré tu mensajero.


La verdad es que desearía no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras son como un fuego que arde dentro de mí y que me quema hasta los huesos. Yo trataba de no hablar, pero me resultaba imposible callar.


Pero en vez de ir a Nínive, Jonás decidió dirigirse a Tarsis para evitar cumplir el mandato de Dios. Llegó al puerto de Jope y encontró un barco que estaba a punto de salir para Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó con la intención de alejarse de Dios.


Prefiero que se cierren las puertas de mi Templo a que encendáis en vano fuego en mi altar; estoy muy molesto con vosotros y os aseguro que no voy a aceptar esas ofrendas.


A los que reciban en su casa a un profeta porque saben que el profeta anuncia el mensaje de Dios, Dios les premiará con el mismo premio que da a los profetas. De la misma manera, Dios premiará a quien hace lo que Dios quiere. El premio será el mismo que Dios da a los que cumplen su voluntad.


El Señor le respondió: —¿Quién es el administrador responsable y fiel? Es aquel a quien el dueño de la casa deja encargado de toda su familia, para que les sirva la comida a tiempo.


y Dios dará su salario a los que siegan y recogen la cosecha para la vida eterna. Así, el que sembró el campo y los que recogen la cosecha se alegrarán juntos.


Si lo que uno construyó pasa la prueba del fuego, recibirá un premio;


Tanta importancia tienen los que anuncian la noticia como los que la afianzan. Cada uno de ellos recibirá su premio, según el trabajo que haya hecho.


En cuanto a nosotros, que los demás nos consideren como simples servidores de Cristo, encargados de dar a conocer los planes que Dios ha mantenido en secreto.


Yo no anuncio la buena noticia de Cristo para sentirme importante. Lo hago porque Dios así me lo ordenó. ¡Y pobre de mí si no lo hiciera!


Pero entonces, ¿qué gano yo con eso? Pues la satisfacción de poder anunciar la buena noticia, sin recibir nada a cambio, es decir, anunciarla sin hacer valer mi derecho de vivir de mi trabajo como apóstol.


Si realmente deseáis contribuir, Dios aceptará con agrado vuestras ofrendas, pues él no espera que demos lo que no tenemos.


Ellos comprendieron que a Pedro se le había encargado anunciar la buena noticia a los judíos y a mí anunciarla a todos los que no lo son.


Por vuestro bien, Dios me ha hecho servidor de la Iglesia y me ha enviado a anunciar su mensaje.


Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó anunciar la buena noticia, y eso es lo que hacemos. No tratamos de agradar a nadie más que a Dios, pues él examina todo lo que sentimos y pensamos.


Pero no haré nada sin que tú estés de acuerdo, para que el favor que te pido no te resulte una obligación.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí