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Salmos 12:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 ¡SALVA, Jehová, porque se acaban los piadosos; porque desaparecen los fieles de entre los hijos de los hombres!

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Biblia Reina Valera 1960

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Auxilio, oh Señor, porque los justos desaparecen con rapidez! ¡Los fieles se han esfumado de la tierra!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Interviene, Señor, porque ya no hay hombres buenos ni se encuentran ya hombres leales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. En sheminit.° Salmo de David. ¡Salva, oh YHVH, porque se están acabando los piadosos! Porque han desaparecido los leales entre los hijos del hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director, con el octacordio. Salmo. De David.

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Salmos 12:1
18 Tagairtí Cros  

Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.


Y Matitías, y Elifelehu, y Micnías, y Obed-edom, y Jeiel, y Azazías, con arpas sobre el Seminit, para dirigir el canto.


¡Levántate, Jehová! ¡sálvame, Dios mío! porque tú heriste en la mejilla a todos mis enemigos; has quebrantado los dientes de los inicuos.


¡OH Dios, sálvame por tu nombre, y hazme justicia con tu poder!


¡JEHOVÁ no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu ardiente indignación!


¡Vuelve, oh Jehová! ¡libra mi alma! ¡sálvame por tu misericordia!


Son muchos los que pregonan cada cual su propia bondad; ¿mas quién hallará al hombre fiel?


Si Jehová de los Ejércitos no nos hubiera dejado algunos restos escasos, hubiéramos sido como Sodoma, y fuéramos semejantes a Gomorra.


EL justo perece, mas ninguno hace caso de ello; y los hombres piadosos mueren, sin que nadie reflexione, que el justo es quitado de delante del mal que viene.


No hay quien pleitee con justicia, ni quien litigue de buena fe: confían en vanidad y hablan embustes; conciben vejación y paren iniquidad.


Y miré en derredor, mas no hubo quien ayudase, y quedé asombrado por no haber quien sostuviese; por tanto mi propio brazo me salvó, y mi indignación misma me sostuvo:


¡RECORRED las calles de Jerusalem, y mirad, y reconoced, y buscad por sus plazas, a ver si podéis encontrar un hombre; si hay uno solo que obre justicia, que busque la verdad; y yo la perdonaré!


Mas viendo borrascoso el viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, clamó, diciendo: ¡Señor, sálvame!


Y por abundar la iniquidad, el amor de la mayor parte se resfriará:


Y llegándose los discípulos le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!


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