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Salmos 102:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 Herido como hierba está mi corazón, y se ha secado, de modo que me olvido de comer mi pan.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mis días se terminan en humo, y mis huesos se queman lo mismo que un brasero.

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Salmos 102:4
21 Tagairtí Cros  

Y los ancianos de su casa se pusieron en derredor de él, para alzarle de la tierra; mas él no quiso, ni comió pan con ellos.


Levantóse pues Esdras de delante de la Casa de Dios, y entró en la vivienda de Johanán hijo de Eliasib; y cuando hubo ido allí, no comió pan ni bebió agua; porque se estaba lamentando a causa de la prevaricación de los del cautiverio.


¡ABURRIDA de mi vida está mi alma! Daré rienda suelta a mis quejas; hablaré en la amargura de mi alma.


Mi piel se ha vuelto negra, y se me cae; y mis huesos arden de calor.


de modo que su vida aborrece el pan, y su alma el manjar más delicado.


Porque las saetas del Todopoderoso están clavadas en mí, y veneno embebe mí espíritu: los terrores de Dios se ponen en orden de batalla contra mí.


Mis días son como la sombra que declina; y yo, cual hierba, me he secado.


He comido, pues, ceniza como pan, y he mezclado mi bebida con lloro,


porque como pasto serán presto cortados, y como la hierba verde se secarán.


¡Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí! por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y las alturas del Hermón; desde la colina de Mizar.


¡La afrenta me ha quebrantado el corazón, y estoy lleno de pesadumbre; y esperaba quien se compadeciera de mí, mas no lo hubo; y consoladores, mas no los hallé!


Acordábame de Dios, y me llené de turbación; quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Pausa.)


sécase la hierba, se marchita la flor; porque el resuello de Jehová sopla sobre ella; verdaderamente el pueblo es hierba:


HE.- Ha clavado en mi hígado los astiles de su ajaba.


Indudablemente te acordarás, pues que mi alma está abatida dentro de mí.


Y estuvo tres días privado de la vista; y no comió ni bebió.


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