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Proverbios 27:20 - Biblia Version Moderna (1929)

20 El sepulcro y la perdición nunca se hartan; asimismo son insaciables los ojos de los hombres.

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Biblia Reina Valera 1960

20 El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Así como la Muerte y la Destrucción nunca se sacian, el deseo del hombre nunca queda satisfecho.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 La muerte y el mundo de abajo nunca están satisfechos: lo mismo el deseo humano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 El Seol y el Abadón no se sacian jamás, Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 El seol y el averno son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre.

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Proverbios 27:20
15 Tagairtí Cros  

¡Desnudo está el infierno delante de él, y no tiene cubierta el abismo de perdición!


El infierno  y la perdición están ante la vista de Jehová; ¡cuánto más los corazones de los hijos de Adam!


¿Acaso fijarás tu vista con avidez en aquello que no tiene existencia? porque las riquezas ciertamente toman para sí alas, cual águila que vuela hacia el cielo.


Como en el agua rostro corresponde a rostro, así el corazón de un hombre a otro.


Todas las cosas se cansan con agitación incesante; no puede el hombre expresarlo: nunca se harta el ojo de ver, ni el oído de oír.


Hombre hay que es solo, sin otro que le acompañe: ni siquiera hijo ni hermano tiene; y con todo, no hay fin de todo su afán, ni sus ojos se sacian de las riquezas. ¿Para qué pues, debería decir, me afano, y a mí mismo me privo del bien? ¡Esto también es vanidad y trabajo ímprobo!


¶Todo el afán del hombre es para su boca; y sin embargo no se satisface el apetito.


Por tanto también el sepulcro ha ensanchado su voraz anhelo, y ha abierto sin medida su boca; y descienden allí la gloria de ellos, y su multitud, y su algazara, y aquel que en ello se regocija.


Empero tus ojos y tu corazón están puestos solamente en tu ganancia injusta, y en la sangre inocente, para derramarla, y en la opresión y en la violencia, para practicarlas.


Y también se ensoberbece aquél, porque el vino es engañoso. Él es hombre arrogante que no se quedará en su casa; ha ensanchado como el infierno su apetito, y es como la muerte, que nunca puede saciarse; por eso junta para sí todas las naciones, y recoge a sí mismo todos los pueblos.


De los sembrados esperabais mucho, y he aquí que resultó poco; y esto lo trajisteis a casa, mas yo lo quité con un soplo. ¿Por qué causa? dice Jehová de los Ejércitos. Porque mi Casa permanece desolada, mientras vosotros corréis cada cual a su propia casa.


Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino que es del mundo.


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