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Proverbios 22:17 - Biblia Version Moderna (1929)

17 ¡Mijo mío, inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mis enseñanzas!

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Biblia Reina Valera 1960

17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Escucha las palabras de los sabios; aplica tu corazón a mi enseñanza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Abre tus oídos, escucha mis palabras, pon atención a mis enseñanzas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios, Y aplica tu corazón a mis enseñanzas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Palabras de los sabios. Presta atención y escucha mis palabras, aplica tu corazón a mi doctrina:

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Proverbios 22:17
16 Tagairtí Cros  

¡ESCUCHA, pueblo mío, mi ley, inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca!


Así enséñanos a contar nuestros días, y alcanzaremos un corazón dotado de sabiduría.


para que se adquiera instrucción en el buen proceder, en la justicia, en el juicio y en la equidad:


Aplica a la instrucción tu corazón y tus oídos a las máximas de la ciencia.


También estos son dichos de los sabios: El hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.


HIJO mío, no te olvides de mi ley, mas guarde tu corazón mis mandamientos;


Las palabras de los sabios son aguijones; y como clavos profundamente hincados son las palabras de los maestros de las asambleas, las cuales son dadas por parte de un solo Pastor.


Volvíme yo, y fijé mi corazón para conocer, y para averiguar e investigar la sabiduría, y la razón de las cosas; y para conocer la maldad de la insensatez, y la necedad de las locuras:


¶Cuando apliqué mi corazón a conocer la sabiduría, y a mirar el trabajo que se hace sobre la tierra (pues hay quienes ni de día ni de noche ven con sus ojos el sueño),


¶Todo esto lo he visto, aplicando mi corazón a toda obra que se hace debajo del sol. Hay veces que un hombre rige a otro con perjuicio de sí mismo.


¡Inclinad vuestro oído, y venid a mí! ¡escuchad, y vivirá vuestra alma! y yo haré con vosotros un pacto eterno, las misericordias segurísimas prometidas a David.


Todavía hablaba él, cuando, he aquí, una nube de luz que les cubrió; y he aquí una voz salía de la nube que decía: ¡Éste es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia! ¡oídle a él!


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