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Nehemías 4:16 - Biblia Version Moderna (1929)

16 Y sucedió desde aquel día en adelante que la mitad de mis mancebos trabajaban en la obra, y la otra mitad de ellos tenían asidas las lanzas, y los escudos, y los arcos, y las lorigas; mientras que los príncipes se quedaban a espaldas de toda la casa de Judá.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, de ahí en adelante, solo la mitad de los hombres trabajaba mientras que la otra mitad hacía guardia con lanzas, escudos, arcos y cotas de malla. Los líderes se colocaron detrás del pueblo de Judá

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Por ese entonces dije también al pueblo: 'Cada cual junto con su sirviente pasará la noche en Jerusalén. De noche harán guardia y de día estarán en la obra'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y desde aquel día, aconteció que la mitad de mis servidores trabajaba en la obra y la otra mitad sostenía las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los jefes estaban detrás de toda la estirpe de Judá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 En aquella ocasión dije también al pueblo: 'Que cada uno, con sus criados, pernocte dentro de Jerusalén, y así haremos la guardia de noche y trabajaremos de día'.

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Nehemías 4:16
8 Tagairtí Cros  

¶Y aconteció que cuando supieron nuestros enemigos que la cosa era conocida de nosotros, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, volvimos todos al muro, cada cual a su obra.


Asimismo los que edificaban el muro, y los que llevaban cargas, y los que les cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y con la otra tenían asida un arma arrojadiza.


Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de la guardia que me seguía, ninguno de nosotros se quitaba la ropa; y cada uno iba con su arma al agua.


Fijaré mis ojos sobre los fieles de la tierra, para que ellos estén conmigo. El que anduviere en camino perfecto, éste me servirá.


Y habrá una abertura para la cabeza en medio de él; y la abertura tendrá una orla en su derredor, de obra tejida, a la manera del cuello de un coselete, para que no se rompa.


Todos ellos manejan la espada, adiestrados para la guerra; cada uno tiene su espada sobre el muslo, a causa de los temores nocturnos.


¡Uncid los caballos! ¡montad también, vosotros jinetes! ¡presentaos armados de morriones! ¡acicalad las lanzas, y revestíos de las corazas!


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