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Mateo 22:16 - Biblia Version Moderna (1929)

16 Y le enviaron sus discípulos juntos con los Herodianos, que le decían:  Maestro, sabemos que eres veraz, y enseñas con verdad el camino de Dios; ni te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo. —Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Le enviaron, pues, discípulos suyos junto con algunos partidarios de Herodes a decirle: 'Maestro, sabemos que eres honrado y que enseñas con sinceridad el camino de Dios. No te preocupas por quién te escucha, ni te dejas influenciar por nadie.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y le enviaron a los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz, y con verdad enseñas el camino de Dios, y no te cuidas de nadie,° pues no miras la apariencia de los hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Y le envían unos discípulos suyos, con los herodianos, para decirle: 'Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas realmente el camino de Dios y que nada te importa de nadie, porque no te fijas en las apariencias de las personas.

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Mateo 22:16
36 Tagairtí Cros  

Pero respondió Micaya: ¡Vive Jehová, que lo que me dijere Jehová eso mismo tengo de hablar!


Cada uno habla mentira con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.


Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; su corazón es pura maldad; sepulcro abierto, su garganta; con su lengua hablan lisonjas.


Los dichos de su boca son más blandos que manteca; pero hay guerra en su corazón: sus palabras son más suaves que el aceite; mas ellas son espadas desenvainadas.


El hombre que adula a su amigo, tiende una red a sus pasos.


La ley de verdad estaba en su boca, y la maldad no fué hallada en sus labios; en paz y en rectitud anduvo conmigo, y apartó a muchos de la iniquidad.


Por tanto yo también os he hecho a vosotros despreciables y viles delante de todo el pueblo; así como vosotros no habéis guardado mis caminos, sino que habéis hecho acepción de personas en cuanto a la ley.


diciendo: Maestro, Moisés dijo:  Si alguno muriere sin hijos, cásese su hermano con la mujer de él, y levante sucesión a su hermano.


De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.


Y él dijo: Id a la ciudad, a tal hombre, y decidle:  El Maestro dice:  Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.


Y luego, llegándose a Jesús, le dijo:  ¡Dios te guarde, Rabbí! y le besó.


¶Y como iba saliendo al camino, vino uno corriendo, y arrodillándosele, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué cosa he de hacer para heredar la vida eterna?


¶Y le enviaron algunos de los fariseos y de los Herodianos, para que le entrampasen en alguna palabra.


Y llegado que hubieron, le dicen: Maestro, sabemos que eres veraz, y no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, mas enseñas con verdad el camino de Dios: ¿Es licito al pueblo de Dios dar tributo a César, o no?


Y saliendo los fariseos, entraron en consejo contra él con los Herodianos, para ver cómo pudieran destruirle.


Y Jesús les mandó, diciendo: Mirad que os guardéis de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.


Y éstos le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y no aceptas la persona de nadie; antes bien enseñas el camino de Dios con verdad:


Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo una cosa que decirte. Y él dice: Di, Maestro.


Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.


Pilato entonces le dijo: ¿Eres, pues, rey? Respondió Jesús: Tú dices que soy rey. Yo para esto nací, y a este intento vine al mundo,para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye mi voz.


Quien de parte de sí mismo habla, busca su propia gloria; mas el que busca la gloria de aquel que le envió, éste es veraz, y no hay injusticia en él.


Pues no somos como los muchos que conocéis que hacen un comercio de la palabra de Dios; sino al contrario, como hombres de sinceridad, y como de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.


Antes bien, hemos renunciado a las obras encubiertas de vergüenza, no andando en astucia, ni falsificando la palabra de Dios, sino al contrario, recomendándonos a toda conciencia humana, por la manifestación de la verdad, en la presencia de Dios,


Por tanto, nosotros de ahora en adelante, no conocemos a nadie según la carne: y aunque hayamos conocido a Cristo según la carne, ahora empero no le conocemos más así.


Porque ¿estoy yo conciliando ahora a los hombres, o a Dios? o, ¿estoy procurando agradar a los hombres? Si todavía yo procurara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.


Mas de parte de aquellos que tenían reputación de ser algo (cuales hayan sido en un tiempo, nada me importa; Dios no acepta la persona de nadie) — digo, que los que eran de reputación no me impartieron nada.


el cual dijo de su padre y de su madre: No los he visto: ni a sus hermanos conoció, y de sus mismos hijos no hizo caso: porque guardaron tus dichos, y sobre tu pacto vigilaron.


sino que, según hemos sido aprobados de Dios, para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.


Pero la sabiduría que es de arriba, es primeramente pura, luego pacífica, apacible, propensa a complacer, llena de misericordia y de buenos frutos, sin parcialidad, sin hipocresía.


Sabemos empero que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento, para que conozcamos a aquel que es verdadero; y nosotros estamos en el que es verdadero, es decir, en su Hijo Jesucristo.  Éste es el verdadero Dios y la vida eterna.


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