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Mateo 19:21 - Biblia Version Moderna (1929)

21 Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, véte, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Jesús le dijo: —Si deseas ser perfecto, anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Después ven y sígueme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Jesús le dijo: Ya que° quieres ser perfecto, anda, vende tus posesiones y da a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos, y ven, sígueme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que así tendrás un tesoro en los cielos; ven luego y sígueme'.

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Mateo 19:21
31 Tagairtí Cros  

PERO siendo Abram de edad de noventa y nueve años, Jehová apareció a Abram, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto.


Estas son las generaciones de Noé: Noé era varón justo y perfecto entre sus contemporáneos; Noé andaba con Dios.


HUBO un hombre en la tierra de Uz que se llamaba Job; y era aquel hombre perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal.


Mira al hombre perfecto, y observa al recto; porque hay un porvenir dichoso para el hombre de paz.


¶¡Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.


Dícele el mancebo: Todo esto he guardado: ¿qué más me falta?


Mas cuando el mancebo oyó esta palabra, se fué triste; porque tenía grandes posesiones.


Y Jesús les dijo: En verdad os digo, que vosotros que me habéis seguido, cuando en la regeneración el Hijo del hombre se siente sobre el trono de sugloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel.


Y díceles: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.


Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto.


Y Jesús le dice: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.


¶Y pasando Jesús de allí, vió a un hombre, llamado Mateo, sentado al banco de los tributos; y le dice: ¡Sígueme! Y levantándose, le siguió.


Jesús entonces, mirándole, le amó; y le dijo: Una cosa te falta: Vé, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.


Y pasando adelante, vió a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos, y le dice: ¡Sígueme!  Y él se puso en pie, y le siguió.


Y llamando a sí al pueblo, con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame:


Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca se agota, donde ladrón no llega, ni polilla consume:


Así, pues, cada uno de vosotros que no renuncia a todo cuanto posee, no puede ser mi discípulo.


Y a vosotros os digo yo: Haced para vosotros amigos por medio de las riquezas de injusticia, para que cuando falleciereis, ellos os reciban en las moradas eternas.


Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta una cosa todavía: Vende todo cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.


¶Y después de estas cosas salió, y vió a un publicano, llamado Leví, sentado en el banco de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme!


El discípulo no es mejor que su maestro; mas cada uno, cuando fuere hecho perfecto, será como su maestro.


Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.


Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen:


Si alguno me sirve, sígame; y en donde yo estoy, allí también estará mi servidor: si alguno me sirviere, a éste le honrará mi Padre.


Y vendían las posesiones y las propiedades, y repartieron el producto de ellas entre todos, según cada cual tenía necesidad.


Porque no solamente os compadecisteis de los que estaban entre prisiones, sino que aceptasteis gozosamente la rapiña de vuestras posesiones, conociendo que tenéis para vosotros mismos, en el cielo, una posesión más excelente y duradera.


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