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Levítico 9:24 - Biblia Version Moderna (1929)

24 y de la presencia de Jehová salió fuego que consumió de sobre el altar el holocausto y los sebos. Y como lo viese todo el pueblo,  levantaron el grito,  y cayeron sobre sus rostros.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y consumió la ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 salió fuego de la presencia de Yavé, que consumió el holocausto y las grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo, al verlo, dio gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y de la presencia de YHVH salió fuego y consumió el holocausto y la grasa que estaba sobre el altar. Al ver esto, todo el pueblo gritó de gozo y se postraron sobre sus rostros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Un fuego salió de delante de Yahveh, que devoró el holocausto y las grasas de encima del altar. Al verlo, todo el pueblo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.

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Levítico 9:24
24 Tagairtí Cros  

Y sucedió que, puesto ya el sol, hubo densas tinieblas, y he aquí un horno que humeaba, y una antorcha de fuego que pasaba entre los animales divididos.


Y Abram cayó sobre su rostro mientras Dios hablaba con él; y le decía:


Y oró Ezequías delante de Jehová, y dijo: ¡Oh Jehová, el Dios de Israel, que habitas entre los querubines! ¡tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra: tú hiciste los cielos y la tierra!


Entonces edificó David allí un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas pacíficas, e invocó a Jehová; el cual respondió con fuego, enviado desde el cielo sobre el altar del holocausto.


Y yo te he edificado Casa de habitación, es decir, una morada estable donde hagas mansión por los siglos venideros.


Y cantaron a coros, alabando y tributando acciones de gracias a Jehová, diciendo:         Porque él es bueno;         porque para siempre es su misericordia hacia Israel. Entonces todo el pueblo gritó con grande algazara, alabando a Jehová con motivo de haberse echado los cimientos de la Casa de Jehová.


ESCUCHA, oh Pastor de Israel, tú que conduces, como rebaño, a José! ¡resplandece, tú que habitas entre los querubines!


Y apareciósele el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza; pues él miró, y he aquí una zarza que ardía en fuego, y la zarza no se consumía.


Y de la presencia de Jehová salió fuego que los devoró; y murieron delante de Jehová.


el fuego ha de arder perpetuamente sobre el altar; nunca se apagará.


Moisés y Aarón cayeron entonces sobre sus rostros delante de toda la Asamblea de la Congregación de los hijos de Israel.


Mas ellos cayeron sobre sus rostros, y dijeron: Oh Dios, el Dios de los espíritus de toda carne, ¿ha de ser que pecando un solo hombre, tú estalles en ira contra toda la Congregación?


Él no ha reparado la iniquidad en Jacob, y no ha mirado la perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él; y en medio de él suenan vítores de rey.


Y pasando un poco más adelante, cayó sobre su rostro, y oró, diciendo:  ¡Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa! mas no como yo quiero, sino como tú.


¶Y cuando los seres vivientes dan gloria y honra y acciones de gracias al que está sentado sobre el trono, es decir, al que vive por los siglos de los siglos,


¶Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros, delante del Cordero, teniendo cada cual un arpa, y tazones de oro llenos de incienso, que son las oraciones de los santos.


Y todos los ángeles estaban de pie en torno del trono, y en torno de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y cayeron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,


Pero su mujer le respondió: Si se complaciera Jehová en matarnos, no hubiera aceptado de nuestras manos holocausto y ofrenda vegetal; y no nos hubiera mostrado todas estas cosas; ni en este tiempo nos hubiera anunciado cosas semejantes.


En seguida el Ángel de Jehová extendió la punta del báculo que tenía en la mano, y tocó la carne y los ázimos; y subió fuego de la roca, que consumió la carne y los ázimos: y el Ángel de Jehová desapareció de su vista.


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