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Jueces 8:10 - Biblia Version Moderna (1929)

10 ¶Mas Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y su ejército con ellos, como quince mil hombres, todos los que quedaron de todo aquel ejército de los hijos de Oriente; porque cayeron ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Para entonces, Zeba y Zalmuna se encontraban en Carcor con unos quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos aliados del oriente, porque ya habían matado a ciento veinte mil.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Zebaj y Salmuna estaban en Carcor con un ejército de alrededor de quince mil hombres (eran los sobrevivientes del gran ejército de los hijos de Oriente, pues ya habían caído ciento veinte mil).

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y su ejército con ellos, como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los orientales, pues habían caído ciento veinte mil hombres armados de espada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Zébaj y Salmuná se hallaban en Carcor con su ejército, unos quince mil hombres, cuantos supervivientes quedaban de todo el ejército de los hijos de oriente, pues habían caído ciento veinte mil hombres capaces de empuñar la espada.

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Jueces 8:10
17 Tagairtí Cros  

Y cuando vió el rey de Moab que  la batalla era demasiado recia para él, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para abrirse paso al rey de Edom; mas no pudo.


Y Abías y su pueblo los hirieron con grande mortandad; de modo que de parte de Israel cayeron traspasados quinientos mil hombres escogidos.


Porque Peca hijo de Remalías mató en Judá a ciento y veinte mil en un solo día, todos ellos hombres valientes; por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.


Y los hijos de Israel llevaron cautivos de sus hermanos doscientos mil, entre mujeres e hijos e hijas; y también les quitaron mucho despojo; y llevaron el despojo a Samaria.


En efecto, salió el ángel de Jehová, e hirió en el campamento de los Asirios ciento ochenta y cinco mil hombres; y cuando se levantaron por la mañana los que sobrevivieron, he aquí que todos ellos eran cuerpos muertos.


Porque el yugo de su carga, y la vara de su hombro, y el palo del que le oprimía, los has quebrado, como en el día de Madián.


Y pasaron revista a los hijos de Benjamín en aquel día, de las demás ciudades, y eran veinte y seis mil hombres que sacaban espada, sin contar los habitantes de Gabaa; de los cuales pasaron revista setecientos hombres escogidos.


Pasaron revista también a los hijos de Israel, fuera de Benjamín, y ascendieron a cuatrocientos mil hombres que sacaban espada: todos éstos eran hombres aguerridos.


De manera que se presentaron los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, en la Asamblea del pueblo de Dios, que constaba de cuatrocientos mil hombres de a pie, que sacaban espada.


Y salió Benjamín al encuentro de ellos desde Gabaa, en aquel segundo día; y destruyeron otra vez de los hijos de Israel diez y ocho mil, derribándolos por tierra: todos éstos sacaban espada.


Y Jehová hirió a Benjamín delante de Israel, de modo que los hijos de Israel destruyeron de Benjamín en aquel día veinte y cinco mil, y cien hombres: todos éstos sacaban espada.


Por manera que ascendieron los caídos de Benjamín a veinte y cinco mil hombres que sacaban espada, en aquel día: todos ellos hombres valerosos.


Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando en el país como langostas en multitud; pues que de ellos y de sus camellos no había número: y entraban en la tierra para destruirla.


Y Madián y Amalec, con todos los hijos de Oriente, estaban tendidos por el valle, siendo como langostas en muchedumbre; y de sus camellos no había número, pues eran como las arenas que están a la ribera del mar en multitud.


Y cuando llegó Gedeón, he aquí que cierto hombre estaba contando a su compañero un sueño, y decía: He aquí que acabo de soñar un sueño; a saber, que veía una torta de pan de cebada que venía rodando por el campamento de Madián, y llegaba a las tiendas, y las hería, de manera que caían; y las volcaba de arriba abajo; y así cayeron las tiendas.


Pues cuando tocaron las trescientas trompetas, Jehová puso la espada de cada cual contra su compañero, y esto por todo el campamento. Y huyó el ejército hasta Bet-sita de Cerera y hasta el borde de Abel-mehola, cerca de Tabata.


Subió pues Gedeón por la vía de los que habitan en tiendas, al oriente de Noba y Jogbea, e hirió al campamento; porque el campamento estaba sin recelo.


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