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Jeremías 6:19 - Biblia Version Moderna (1929)

19 ¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber, el fruto de sus mismos pensamientos: porque no han escuchado mis palabras, y en cuanto a mi ley, la han rechazado con desprecio.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¡Escuchen, habitantes de toda la tierra! Traeré desastre sobre mi pueblo. Es el fruto de sus propias intrigas, porque se niegan a escucharme; han rechazado mi palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Oye, oh tierra! He aquí traigo el mal sobre este pueblo, El fruto de sus pensamientos, Porque no escucharon mis palabras, Y desecharon mi Ley.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Escucha, tierra: Mirad que estoy trayendo una desgracia sobre este pueblo, fruto de sus proyectos, porque no escucharon mis palabras y despreciaron mi ley.

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Jeremías 6:19
37 Tagairtí Cros  

Abominación son a Jehová los propósitos de los inicuos; pero son puras las palabras de dulzura.


El que aparta sus oídos para no escuchar la ley, su oración misma es cosa abominable.


¡Oíd, cielos! y ¡escucha, oh tierra! porque habla Jehová: Hijos he criado y los he educado; mas ellos se han rebelado contra mí.


Por tanto, como la lengua del fuego devora el rastrojo, y como la hierba seca se hunde en las llamas, así la raíz de ellos será como podredumbre, y su flor como polvo se levantará; por cuanto han rechazado la ley de Jehová de los Ejércitos, y han tratado con desprecio la palabra del Santo de Israel.


Sus pies corren hacia el mal, y se apresuran a derramar la sangre inocente; sus pensamientos son pensamientos de iniquidad; desolación y destrucción están en sus caminos.


Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; viene el tiempo para juntar todas las naciones y las lenguas; las cuales vendrán y verán mi gloria.


Por tanto así dice Jehová: He aquí que traigo sobre ellos un mal del cual no podrán evadirse; y clamarán a mí, pero no les escucharé.


Tú me has rechazado, dice Jehová; te has vuelto hacia atrás: por tanto extenderé mi mano contra ti, y te destruiré: estoy cansado de dejarme ablandar.


Yo Jehová; yo escudriño el corazón y pruebo los íntimos pensamientos; y esto para dar a cada cual conforme a sus caminos, y según el fruto de sus hechos.


Así dice Jehová de los Ejércitos, el Dios de Israel: ¡He aquí que voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas las ciudades que dependen de ella, todo el mal que he pronunciado contra ellas; por cuanto han endurecido su cerviz, para no escuchar mis palabras!


Dirás pues: ¡Oíd el oráculo de Jehová, oh reyes de Judá, y vosotros los habitantes de Jerusalem!   Así dice Jehová de los Ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a traer un mal sobre este lugar, tal así que a cualquiera que lo oyere le retiñirán los oídos:


Y os castigaré según el fruto de vuestros hechos, dice Jehová: pues encenderé un fuego en su bosque, que todo lo devorará al rededor de ella.


¡Oh tierra, tierra, tierra, oye el oráculo de Jehová!


por lo mismo que no escuchan mis palabras, dice Jehová, que yo les envié por medio de mis siervos los profetas, madrugando y enviando; mas vosotros no quisisteis oír, dice Jehová.


¡Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalem, para que seas salva! ¿hasta cuándo se aposentarán tus malos pensamientos dentro de ti?


¡Haced mención de ello a las naciones; ved, anunciad a Jerusalem, que vienen sitiadores de una tierra lejana, y hacen resonar su voz contra las ciudades de Judá!


Circuncidaos para Jehová, quitando los prepucios de vuestros corazones, oh hombres de Judá y moradores de Jerusalem; no sea que salga, como fuego, mi ira, y arda de modo que no haya quien la apague, a causa de la maldad de vuestros hechos.


Porque haré que Elam se acobarde delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos el mal, es a saber, el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré tras ellos la espada hasta que los haya acabado:


¿A quiénes he de hablar y testificar de modo que oigan? He aquí que es incircunciso el oído de ellos, de manera que no pueden escuchar: he aquí que la palabra de Jehová ha venido a ser un oprobio para ellos; no tienen deleite en ella.


Por tanto, ¡oíd, oh naciones! ¡entended, oh congregación de pueblos, lo que yo hago entre ellos!


¿por qué pues ha apostatado este pueblo de Jerusalem con una apostasía perpetua? ¡Abrazan con tesón el engaño; rehusan volverse a mí!


Avergonzados están los sabios; aterrados están y presos; he aquí que han rechazado con desprecio la palabra de Jehová: ¿qué sabiduría pues podrá haber en ellos?


También todo Israel ha traspasado tu ley, apartando el oído para no escuchar tu voz; por lo cual se ha derramado sobre nosotros la maldición y la execración que está escrita en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque hemos pecado contra él.


Habéis arado maldad; injusticia es lo que habéis segado; habéis corrido el fruto de mala fe; por cuanto confiaste, oh Israel, en tu mismo camino, y en la multitud de tus hombres valientes.


Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Dios, yo también te rechazaré, para que no seas mi sacerdote; puesto que te has olvidado de la ley de tu Dios, me olvidaré yo también de tus hijos.


Así dice Jehová: Por tres transgresiones de Judá, y por cuatro, no apartaré el castigo de él: (porque han rechazado con desprecio la ley de Jehová, y no han guardado sus estatutos; pues que los han extraviado sus dioses mentirosos, en pos de los cuales anduvieron sus padres;)


¡Oíd, pueblos todos! ¡atiende, oh tierra, y cuanto hay en ella; y sea Jehová el Señor testigo contra vosotros, el Señor desde su santo Templo!


¡Oíd, oh montañas, el pleito de Jehová, vosotros también, oh duraderos cimientos de la tierra! porque Jehová tiene pleito con su pueblo, y con Israel argüirá su causa.


El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que yo he hablado, ella misma le juzgará en el día postrero.


Arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega al Señor, si por acaso se te perdone el pensamiento de tu corazón;


Hoy mismo llamo por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge pues la vida, para que vivas tú y tu simiente.


¡ESCUCHAD, oh cielos, hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca!


pongo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que infaliblemente pereceréis en breve de sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para poseerla; no prolongaréis los días en ella, sino que seréis del todo destruídos.


Porque la rebeldía es como el pecado de sortilegio, y la obstinación, como la idolatría y el culto de imágenes. ¡Por cuanto tú has desechado la palabra de Jehová, él también te ha desechado a ti, para que no seas rey!


Pero Samuel dijo a Saúl: ¡No volveré contigo; porque tú has desechado la palabra de Jehová, y a ti te ha desechado Jehová para que no seas rey sobre Israel!


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