9 A lo que responden: ¡Hemos curado a Babilonia, mas ella no pudo sanar! ¡abandonadla, y vámonos cada cual a su tierra, porque su castigo alcanza hasta el cielo, y se eleva hasta las nubes!
9 Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.
9 La habríamos ayudado si hubiéramos podido, pero ya nada se puede hacer por ella. Déjenla ir; abandónenla. Regresen ahora a su propio país. Pues su castigo llega hasta los cielos; es tan grande que no se puede medir.
9 Atendimos a Babilonia, pero no se recuperó. Dejémosla ahí y partamos cada uno para nuestra tierra; porque el juicio en su contra llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes.
9 Hemos querido sanar a Babilonia, Pero no ha sanado; Abandonadla, y vámonos cada uno a nuestra tierra, Porque su castigo ha llegado hasta los cielos, Se ha alzado hasta las nubes.
¶Pero había allí un profeta de Jehová, del nombre de Oded, el cual salió al frente del ejército que llegaba ya a Samaria, y les dijo: He aquí que en la ira de Jehová el Dios de vuestros padres contra Judá, él los ha entregado en vuestra mano; y vosotros los habéis matado con una furia que ha llegado hasta el cielo.
le dije: ¡Oh Dios mío, yo me avergüenzo, y muy lleno de confusión estoy para poder levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti; porque nuestras iniquidades se han aumentado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo!
Y será que como gacela perseguida, o como ovejas que nadie recoge, así volverán las gentes cada uno a su pueblo, y huirán cada cual a su propia tierra.
Así han venido a ser para ti las cosas en que has trabajado: aquellos con quienes has traficado desde tu mocedad, andarán errantes cada cual por su propio camino; no habrá quien te salve.
Él hizo que muchos tropezasen; cayeron también uno sobre otro; y decían: ¡Levántate, y volvámonos a nuestro propio pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyendo de delante de la espada vencedora!
asimismo sus tropas mercenarias, en medio de ella, son como becerros cebados: pues ellos también se vuelven atrás; huyen juntamente; no se detienen: porque el día de su calamidad ya vino sobre ellos, el tiempo de su visitación.
¡Cortad de Babilonia al que siembra, y al que maneja la hoz en el tiempo de la siega! a causa de la espada vencedora, vuélvanse los auxiliares cada cual a su mismo pueblo, y cada cual huya a su propia tierra.
¡Ay de ellos porque andan errantes, alejándose de mí! ¡venga destrucción sobre ellos, porque se han rebelado contra mí! y cuando yo los iba a redimir del mal, entonces mismo decían mentiras respecto de mí.
¶Y oí otra voz procedente del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis en sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas;