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Jeremías 46:21 - Biblia Version Moderna (1929)

21 asimismo sus tropas mercenarias, en medio de ella, son como becerros cebados: pues ellos también se vuelven atrás; huyen juntamente; no se detienen: porque el día de su calamidad ya vino sobre ellos, el tiempo de su visitación.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Sus soldados mercenarios también en medio de ella como becerros engordados; porque también ellos volvieron atrás, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados. Ellos también se darán vuelta y huirán, porque este es el día del gran desastre para Egipto, un momento de enorme castigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Los mercenarios que se veían en ella, eran como novillos de engorde, pero ellos también vuelven la espalda y huyen todos juntos, sin oponer resistencia. Pues éste es para ellos el día de su desgracia, la hora de su castigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 También sus mercenarios eran novillos cebados, Pero ahora dan la espalda y huyen juntos sin parar; No resisten en sus puestos, Pues les llega el día de su calamidad, El día de su visitación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el día de su ruina, el tiempo de su castigo.

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Jeremías 46:21
25 Tagairtí Cros  

¶Vieron pues los hijos de Ammón que se habían hecho odiosos a David; por lo cual enviaron los hijos de Ammón y tomaron a sueldo de los Siros de Bet-rehob y de los Siros de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca mil hombres, y de los hombres de Tob, doce mil.


Porque el Señor había hecho que el ejército de los Siros oyese estruendo de carros, y estruendo de caballos, es decir, el estruendo de un gran ejército; de modo que decían el uno al otro: ¡He aquí que el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los Heteos y a los reyes de los Egipcios, para que vengan contra nosotros!


El Señor se reirá de él, porque ve que va llegando su día.


Más vale una comida de legumbres donde hay amor, que el buey engordado y odio con él.


¿Y qué haréis en el día de la visitación, y en la desolación que de lejos viene? ¿a quién huiréis por auxilio? ¿y en dónde dejaréis vuestra gloria?


Y caerán con ellos los uros, becerros juntamente con toros; la tierra estará empapada de sangre, y su polvo será fertilizado con sebo.


Como con viento solano los esparciré delante del enemigo; les volveré las espaldas, que no el rostro, en el día de su calamidad.


Su bulla se le irá cual se desliza la serpiente; porque vendrán los enemigos en ejercito, y con hachas vendrán, como los que hacen corte de árboles.


Mas ¿por qué los veo despavoridos y vueltos atrás? ¡aun sus hombres más esforzados están derribados! ¡huyen apresuradamente, y no miran atrás! El temor se esparce por todos lados, dice Jehová.


¡Avanzad, caballos; también, oh carros de guerra, corred locamente; y pónganse en marcha los hombres valientes! Etíopes y Libios que manejan el escudo, los Lidios también que manejan y entesan el arco.


El que huye del espanto caerá en el hoyo, y el que subiere del hoyo quedará preso en el lazo; porque traeré sobre él, es decir, sobre Moab, el año de su visitación, dice Jehová.


¡Huid! ¡volveos atrás! ¡habita en lugares hondos, oh habitante de Dedán! porque la calamidad de Esaú la traigo sobre él, es a saber, el tiempo de su visitación.


Por cuanto os alegráis, por cuanto os regocijáis desdeñosamente, oh saqueadores de mi herencia; por cuanto retozáis como novilla en la hierba, y relincháis como poderosos corceles;


¡Pasad a cuchillo a todos sus, valientes! ¡desciendan ellos al matadero! ¡ay de ellos, porque ha llegado su día, y el tiempo de su visitación!


Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra Faraón rey de Egipto; y quebraré ambos brazos suyos, tanto el fuerte como el que estaba ya quebrado, y la espada caerá de su mano.


Por cuanto has tenido un odio perpetuo, y has entregado los hijos de Israel al poder de la espada, en el tiempo de su calamidad; tiempo en que la iniquidad acarrea la destrucción;


Han llegado ya los días de visitación, han llegado los días de retribución; (los conocerá Israel, el cual dice: ¡El profeta es un insensato, el hombre inspirado está loco!) a causa de la muchedumbre de tu iniquidad, y por ser grande tu rencor.


los que duermen en camas de marfil, y en los banquetes se extienden sobre sus lechos, y comen corderos tomados del rebaño, y becerros del pesebre;


No entres tú en la puerta de mi pueblo en el día de su calamidad, no mires satisfecho, tú también, su aflicción, en el día de su calamidad; ni echéis mano de su sustancia en el día de su calamidad.


El mejor de ellos es como una zarza, el más recto es peor que un seto de espinos; el día anunciado por tus atalayas, el día de tu visitación, ya viene; ahora será la perplejidad de ella.


Envió de nuevo otros siervos, diciendo:  Decid a los convidados: He aquí, he aparejado mi banquete, mis novillos y mis animales cebados han sido muertos, y todo está aparejado:  venid a las bodas.


Mas engordóse Jesurún, y dió coces; (engordástete, engrosástete, cubrístete de gordura) ; entonces desechó a Dios su Hacedor, y menospreció la Roca de su salvación.


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