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Jeremías 32:33 - Biblia Version Moderna (1929)

33 Y me han vuelto las espaldas y no la cara; y aunque les enseñaba, madrugando y enseñando, ellos no querían recibir la corrección.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Mi pueblo me ha dado la espalda y no quiere regresar. A pesar de que les he enseñado con diligencia, no aceptaron la instrucción ni obedecieron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Me han dado la espalda en vez de la cara, y mientras yo trataba de instruirlos continuamente, nadie me puso atención para aprender la lección.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y me dieron la espalda y no la cara, y aunque les enseñaba madrugando y sin cesar, no escucharon ni escarmentaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Pues me volvieron la espalda en vez de la cara, y aunque los escarmenté constantemente, sin cesar, no quisieron escuchar ni aprender la lección.

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Jeremías 32:33
17 Tagairtí Cros  

que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace más sabios que a las aves del cielo?


Como con viento solano los esparciré delante del enemigo; les volveré las espaldas, que no el rostro, en el día de su calamidad.


los cuales dicen al leño: ¡Mi padre eres! y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! porque me han vuelto las espaldas y no la cara: mas en el tiempo de su calamidad, dirán: ¡Levántate y sálvanos!


y para escuchar las palabras de mis siervos los profetas, que yo os he enviado, madrugando y enviando (aunque no escuchasteis),


Así dice Jehová de los Ejércitos, el Dios de Israel: Anda y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalem: ¿No recibiréis instrucción, escuchando mis palabras? dice Jehová.


También os he enviado a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviando, diciendo: Volveos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras otros dioses para servirles, y habitaréis en la tierra que he dado a vosotros y a vuestros padres pero no inclinasteis el oído, ni me habéis escuchado.


Y yo os envié todos mis siervos los profetas, madrugando y enviando, para decir: ¡Oh no hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco!


Ahora por cuanto habéis hecho todas estas obras malas, dice Jehová, y yo os he hablado, madrugando y hablando, mas no quisisteis escuchar; y os he llamado, mas no quisisteis responder;


Mas ellos no escucharon, ni inclinaron a mí su oído: sino que anduvieron en sus propios consejos, y en la dureza de su depravado corazón; y se han ido hacía atrás y no hacia adelante,


Entonces les dirás: ¡Esta es la nación que no escucha la voz de Jehová su Dios, y que no admite la corrección! ya pereció la verdad, y ha sido desterrada de su boca.


Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto me has olvidado, y me has echado tras de tus espaldas, por lo mismo carga tú también con tu execrable lascivia y tus fornicaciones.


En seguida me llevó al atrio interior de la Casa de Jehová, y he aquí que a la entrada del Templo de Jehová, entre el pórtico y el altar, había como veinte y cinco hombres, vueltas las espaldas a la Casa de Jehová, con sus caras hacia el oriente; los cuales estaban postrándose hacia el oriente, adorando al sol.


Pero mientras más los llamaron mis profetas, ellos se alejaron más de éstos; sacrificando a los Baales, y quemando incienso a las esculturas.


Mas ellos rehusaron escuchar, y se negaron a llevar mi yugo; e hicieron pesados sus oídos para no oír.


Y muy de mañana vino otra vez al Templo, y todo el pueblo llegóse a él: y habiéndose sentado, les enseñaba.


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