29 Pues he aquí que por la ciudad que es llamada de mi nombre yo comienzo a traer el mal, ¿y vosotros por ventura habéis de pasar absolutamente sin castigo? No pasaréis sin castigo; porque yo llamo la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice Jehová de los Ejércitos.
29 Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.
29 He comenzado a castigar a Jerusalén, la ciudad que lleva mi nombre. ¿Acaso los dejaría a ustedes sin castigo? No, no escaparán del desastre. Enviaré guerra contra todas las naciones de la tierra. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!’”.
29 porque la ciudad que lleva mi nombre es la primera que empiezo a castigar, ¿y ustedes quedarían sin castigo? No, porque yo mismo dejaré caer la espada contra todos los habitantes de la tierra', dice Yavé de los Ejércitos.
29 pues he aquí que si comienzo a desencadenar el mal en la ciudad sobre la cual es invocado mi Nombre, ¿quedaréis vosotros impunes? No quedaréis impunes, pues Yo convoco la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice YHVH Sebaot.
29 Porque mirad: comienzo a causar estragos por la ciudad sobre la cual se invoca mi nombre, y vosotros, ¿vais a quedar impunes? No quedaréis impunes, pues llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra' -oráculo de Yahveh Sebaot-.
oye tú desde el cielo, asiento permanente de tu morada, y haz conforme a todo lo que te pidiere aquel extranjero; a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre; para que ellos también te teman así como tu pueblo Israel; y para que sepan que esta Casa que he edificado es llamada de tu Nombre.
Por lo mismo, sucederá que cuando el Señor haya acabado de hacer toda su obra en el Monte de Sión y en Jerusalem, castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria, y la gloria de sus ojos altivos.
Entonces les dirás: Así dice Jehová: He aquí que voy a llenar a todos los habitantes de esta tierra, así a los reyes que se sientan sobre el trono de David, como a los sacerdotes y los profetas, y a todos los moradores de Jerusalem, de embriaguez.
Dirás pues: ¡Oíd el oráculo de Jehová, oh reyes de Judá, y vosotros los habitantes de Jerusalem! Así dice Jehová de los Ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a traer un mal sobre este lugar, tal así que a cualquiera que lo oyere le retiñirán los oídos:
Porque contigo estoy yo, dice Jehová, para salvarte; pues exterminaré todas las naciones en donde te he dispersado, mas no te exterminaré a ti; sin embargo, te corregiré con moderación, y no te dejaré absolutamente sin castigo.
¡No temas tú, siervo mío Jacob! dice Jehová; porque contigo estoy yo; pues que exterminaré todas las naciones adonde te he arrojado, mas no te exterminaré a ti; sin embargo te corregiré con moderación, y no te dejaré absolutamente sin castigo.
Porque así dice Jehová: He aquí que los que no deberían beber la copa, tendrán forzosamente que beberla; ¿y tú por ventura irás del todo sin castigo? No irás sin castigo; al contrario tú ciertamente beberás.
Pues, dice Jehová el Señor, ¿cuánto más, cuando yo he enviado mis cuatro juicios terribles, la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, contra Jerusalem, para hacer cortar de ella hombre y bestia?
¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños, y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! mas no os lleguéis a ninguno en quien esté la marca; ¡y comenzad desde mi Santuario! Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa.
Pues según habéis bebido sobre mi santo monte, asimismo beberán todas las naciones continuamente: beberán, y apurarán el cáliz, y vendrán a quedar cual si nunca hubiesen sido.
¡Despierta, oh espada, contra mi Pastor, y contra el Varón que es mi socio, dice Jehová de los Ejércitos! ¡hiere al Pastor, y serán dispersadas las ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeñitos!
Porque ha llegado el tiempo que comience el juicio desde la Casa de Dios; y si comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios?