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Isaías 6:5 - Biblia Version Moderna (1929)

5 Entonces yo dije: ¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos, y en medio de un pueblo de labios inmundos habito; por cuanto mis ojos han visto al Rey, a Jehová de los Ejércitos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces dije: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado, porque soy un pecador. Tengo labios impuros, y vivo en medio de un pueblo de labios impuros; sin embargo, he visto al Rey, el Señor de los Ejércitos Celestiales».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces dije: ¡Ay de mí, muerto soy! ¡Yo, hombre de labios inmundos, que habito en medio de un pueblo de labios inmundos, he visto con mis ojos al Rey, a YHVH Sebaot!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Yo dije: '¡Ay de mí! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.

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Isaías 6:5
33 Tagairtí Cros  

Y salióle el sol cuando él pasaba por Penuel; y cojeaba del muslo.


¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová de los Ejércitos, él es el Rey de gloria! (Pausa.)


y vieron al Dios de Israel; y debajo de sus pies había como una obra de pavimento de zafiros, que era como el cielo mismo en claridad.


Díjole además: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces cubrióse Moisés el rostro, porque tuvo temor de mirar a Dios.


Dijo además: Tú no podrás ver mi rostro; porque el hombre no puede verme y vivir.


¶Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ah Señor! nunca he sido hombre elocuente, ni en tiempo pasado, ni desde que hablaste con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.


Mas respondió Moisés en la presencia de Jehová, diciendo: He aquí que los hijos de Israel no me oyen; ¿cómo pues me oirá Faraón, a mí que soy de labios incircuncisos?


Mas respondió Moisés en presencia de Jehová: He aquí, yo soy de labios incircuncisos; ¿cómo pues me ha de escuchar Faraón?


Desde el extremo de la tierra hemos oído canciones: ¡Gloria al justo! mas yo dije: ¡Mi desdicha! ¡mi desdicha! ¡ay de mí! ¡los engañadores engañan, sí, con engaño los engañadores engañan!


Dice pues el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honran, pero alejan de mí su corazón, y su temor de mí es solo un mandamiento de hombres, cosa que se les ha enseñado;


Tus ojos contemplarán al Rey en su hermosura, mirarán la tierra que está muy lejos.


Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos con iniquidad; vuestros labios hablan mentira, y vuestras lenguas profieren maldad.


Pues nosotros todos somos como cosa inmunda; y como trapos asquerosos son todas nuestras justicias; y todos nosotros nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos han arrebatado.


Mas yo contesté: ¡Ay Jehová, Señor! ¡he aquí que no sé hablar, porque soy niño!


¡Y haré embriagar sus príncipes y sus sabios, sus gobernadores y sus magistrados y sus valientes; y dormirán un sueño perpetuo, y no despertarán más, dice el Rey; Jehová de los Ejércitos es su nombre!


Hijo del hombre, tú habitas en medio de la casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, mas no ven; oídos tienen para oír, mas no oyen; porque casa rebelde son.


Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, y oyen tus palabras; mas no las ponen por obra; porque con su boca manifiestan mucho amor; pero su corazón va tras de su lucro.


¶Y mientras yo estaba aún hablando, y orando, y confesando mi pecado, y el pecado de mi pueblo Israel; y mientras derramaba mis ruegos delante de Jehová mi Dios, por el santo monte de mi Dios,


¡Oí, y conmoviéronse mis entrañas! a tal voz temblaron mis labios, entróse la podredumbre en mis huesos, y yo temblaba dentro de mi mismo, para que pudiese esperar descanso en el día de la aflicción: cuando viniere él al pueblo, lo invadirá con sus tropas.


¶Entonces hablaron los hijos de Israel a Moisés, diciendo: ¡He aquí que perecemos; perdidos somos; todos nosotros somos perdidos!


Por lo cual Manoa dijo a su mujer: De seguro que moriremos, porque hemos visto a Dios.


Así vió Gedeón que era el Ángel de Jehová; y dijo Gedeón: ¡Ay de mí, Señor Jehová, porque he visto el Ángel de Jehová cara a cara!


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