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Isaías 53:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 ¡Despreciado y desechado de los hombres; varón de dolores y que sabe de padecimientos! y como uno de quien se aparta la vista, despreciado fué, y no hicimos aprecio de él.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada y no hemos hecho caso de él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Despreciado y desechado entre los hombres, Varón de dolores, experimentado en quebranto, Escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y lo tuvimos por nada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores, familiarizado con la dolencia, como aquél ante quien se tapa el rostro, despreciado, de modo que no le hicimos caso.

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Isaías 53:3
38 Tagairtí Cros  

Mas yo estoy afligido y dolorido; ¡oh Dios, póngame en alto tu salvación!


Soy contado con los que descienden al hoyo; soy como hombre sin fuerza:


Así dice Jehová, el Redentor de Israel y su Santo, al despreciado de los hombres, al abominado de la nación, al siervo de los gobernantes: Reyes te verán y se levantarán; príncipes, y se postrarán; a causa de Jehová, que es fiel, es a saber, el Santo de Israel, que te ha escogido.


Dí mi espalda a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no escondí mi rostro de la afrenta y del esputo.


De la manera que muchos quedaban asombrados de ti, (tan desfigurado, era su aspecto más que el de cualquier hombre, y su forma más que la de los hijos de Adam),


Esto no obstante, Jehová quiso quebrantarle; le ha afligido: cuando hiciere su vida ofrenda por el pecado, verá linaje, prolongará sus días, y el placer de Jehová prosperará en su mano.


Ciertamente él ha llevado nuestros padecimientos, y con nuestros dolores él se cargó; mas nosotros le reputamos como herido, castigado de Dios y afligido.


AHORA empero te juntarás en tropas, oh hija de tropas, el enemigo nos ha puesto sitio; con una vara herirán en la mejilla al juez de Israel.


Y destruí tres pastores en un solo mes: pues que se impacientó mi alma con ellos, y también su alma me aborreció a mí.


Entonces le escupieron en la cara, y le dieron de bofetadas; y otros le herían a puñadas,


diciendo:  Señor, nos acordamos que aquel impostor dijo mientras vivía aún:  Después de tres días resucitaré.


diciendo: He aquí, subimos a Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas; y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles;


los cuales le escarnecerán, y le escupirán, y le azotarán, y le matarán: pero después de tres días resucitará.


Y les dice: Tristísima está mi alma, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad.


Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en él, e hincando las rodillas, le tributaban homenaje.


Y él les dijo: Elías en verdad viene primero, y lo restituye todo; y tened presente cómo ha sido escrito del Hijo del hombre, que ha de sufrir muchas cosas, y ser tenido en nada.


¶Y los fariseos que eran amadores del dinero, oían todas estas cosas, y se mofaban de él.


Y cuando llegó cerca y vió la ciudad, lloró sobre ella,


Y ellos se reían de él, sabiendo que estaba muerta.


diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos y los jefes de los sacerdotes y los escribas, y sea muerto, y que resucite al tercer día.


¶Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien que tú eres samaritano, y tienes demonio?


Mas engordóse Jesurún, y dió coces; (engordástete, engrosástete, cubrístete de gordura) ; entonces desechó a Dios su Hacedor, y menospreció la Roca de su salvación.


Porque no tenemos un sumo sacerdote que sea incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo punto, así como nosotros, mas sin pecado.


El cual Jesús, en los días de su carne, ofreció oraciones y también súplicas, con vehemente clamor y lágrimas, a aquel que era poderoso para librarle de la muerte; y fué oído y librado de su temor.


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