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Isaías 38:10 - Biblia Version Moderna (1929)

10 Yo dije: ¡En lo más floreciente de mis días entraré por las puertas del sepulcro! ¡he sido privado del resto de mis años!

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Biblia Reina Valera 1960

10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Yo dije: «¿En la flor de mi vida tengo que entrar en el lugar de los muertos? ¿Acaso seré privado del resto de mis años?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Yo decía: En la mitad de mis días ya me marcho; seré encerrado para el resto de mis años en el lugar adonde van los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Yo me dije: ¡En lo mejor de mis días entraré por las puertas del Seol! ¡Privado soy del resto de mis años!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 'Yo decía: en la mitad de mis días he de irme; en las puertas del seol se me cita para el resto de mis años.

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Isaías 38:10
12 Tagairtí Cros  

¿Cuáles son mis fuerzas para que espere más?¿y cuál mi fin, para que tenga aún paciencia?


¡Acuérdate que mi vida es un soplo; que mis ojos no volverán a ver el bien!


Digo: ¡Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días; eternos son tus años!


En el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos:


Su alma abomina todo alimento, y llegan a las puertas de la muerte.


¡Amad a Jehová, todos vosotros sus piadosos siervos! A los fieles los guarda Jehová, y paga abundantemente al que obra con soberbia.


Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus fuerzas; porque no hay obra, ni empresa, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro adonde vas.


EN aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a verle el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Así dice Jehová: Dispón tu casa, porque morirás, y no vivirás.


¶Salmo que escribió Ezequías rey de Judá, cuando hubo enfermado, y se hubo repuesto de su enfermedad:


¡Desciendo hasta los cimientos de las montañas; la tierra con sus cerrojos me tiene aprisionado para siempre! ¡Empero tú haces subir mi vida desde el lugar de corrupción, oh Jehová, Dios mío!


En verdad, nosotros mismos teníamos dentro de nosotros la sentencia de muerte; para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que  resucita a los muertos.


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