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Isaías 1:15 - Biblia Version Moderna (1929)

15 Y cuando extendáis vuestras manos, esconderé de vosotros mi rostro; y cuando hagáis muchas oraciones, no oiré: ¡vuestras manos están llenas de sangre!

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Biblia Reina Valera 1960

15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucharé, porque veo la sangre en sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Cuando extendáis vuestras manos, Esconderé de vosotros mi rostro, Y aunque multipliquéis vuestras oraciones, no escucharé, Porque vuestras manos están llenas de sangre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Cuando extendáis vuestras palmas, me taparé los ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre:

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Isaías 1:15
36 Tagairtí Cros  

¶Entonces Salomón se puso delante del altar de Jehová, frente a toda la Asamblea de Israel, y extendiendo las manos hacia el cielo,


¶Y aconteció que como acabase Salomón de ofrecer a Jehová toda esta oración y esta súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, de estar postrado de rodillas, con sus manos extendidas hacia el cielo;


Y al tiempo del sacrificio de la tarde, me levanté de mi aflicción, y rasgados mis vestidos y mi manto, caí sobre mis rodillas, y extendiendo mis manos hacia Jehová mi Dios,


Terrores le alcanzan cual avenida de aguas: de noche le arrebata el torbellino.


porque ciertamente Dios no oye la súplica vana, ni el Omnipotente hace caso de ella;


¡Alzad vuestras manos hacia el Santuario, y bendecid a Jehová!


¡ESCUCHA, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica!


Si yo mirare la iniquidad en mi corazón, el Señor no me oirá:


Le dijo pues Moisés: Cuando yo saliere de la ciudad, extenderé mis manos hacia Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo: para que sepas que de Jehová es la tierra.


¡entonces mis despreciadores clamarán a mí, mas yo no responderé, me buscarán con empeño, pero no me hallará!


Los ojos altivos, la lengua mentirosa, y las manos que derraman la sangre inocente;


cuando hubiere lavado el Señor la inmundicia de las hijas de Sión, y hubiere limpiado los homicidios de Jerusalem de en medio de ella, con espíritu de juicio y espíritu de ardimiento.


¡Verdaderamente tú eres un Dios que te encubres, oh Dios de Israel, el Salvador!


He aquí que ayunáis para ira y contención, y para herir con el puso de maldad: no habéis de ayunar como el día de hoy, para hacer que en lo alto se oiga vuestra voz.


¿No es repartir al hambriento tu pan, y que a los pobres que no tienen hogar, los acojas en tu casa; que cuando veas al desnudo, le cubras, y que no te retires desapiadadamente de tu misma carne?


Y no hay quien invoque tu nombre, ni quien se despierte para echar mano de ti; porque has escondido tu rostro de nosotros, y nos has dejado perecer a causa de nuestras iniquidades.


Y yo aguardaré a Jehová, que ha escondido su rostro de la casa de Jacob; sí, le esperaré a él.


Por tanto así dice Jehová: He aquí que traigo sobre ellos un mal del cual no podrán evadirse; y clamarán a mí, pero no les escucharé.


Aunque ayunen, no oiré su clamor; y aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré; sino que con espada, y con hambre, y con peste, haré exterminio en ellos.


Porque he oído una voz como de mujer que está de parto; congojas como de la que da a luz su hijo primogénito: es la voz de la hija de Sión, que está agonizando; que extiende sus manos, diciendo: ¡Ay de mí; porque desmaya mi alma a causa de los homicidas!


Habéis muerto a muchísimos en esta ciudad, y habéis llenado sus calles de cadáveres.


Hijo del hombre; estos hombres han erigido sus ídolos en sus corazones, y han puesto el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro; ¿y acaso he de ser yo consultado en manera alguna por ellos?


Y sabrán las naciones que a causa de sus iniquidades fué llevada en cautiverio la casa de Israel; por cuanto se habían portado deslealmente contra mí; por lo cual les escondí mi rostro, y los entregué en mano de sus adversarios, y cayeron todos a filo de espada.


Con sus rebaños y con sus vacadas irán a buscar a Jehová, mas no le podrán hallar; él se ha retirado ya de ellos.


Entonces clamarán a Jehová, mas no les responderá; y en ese tiempo esconderá él de ellos su rostro según han maleado sus obras.


Y aconteció que así como él llamó, y ellos no escucharon, así ellos clamarán, y yo no escucharé, dice Jehová de los Ejércitos:


¶Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos contra los hombres; pues vosotros no entráis, ni dejáis entrar a los que van entrando.


Y orando, no useis de vanas repeticiones, como los gentiles; porque ellos piensan que por su mucho hablar serán oídos.


Sabemos que Dios no oye a los pecadores; mas si alguno teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye.


¶Deseo pues que oren los hombres en todo lugar, alzando manos santas, sin ira ni disensión.


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