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Hechos 8:30 - Biblia Version Moderna (1929)

30 Corriendo pues Felipe hacia él, le oyó leer a Isaías profeta; y dijo: Y bien, ¿entiendes tú lo que vas leyendo?

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Biblia Reina Valera 1960

30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó: —¿Entiendes lo que estás leyendo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Y mientras Felipe corría, le oía leer al profeta Isaías. Le preguntó: '¿Entiendes lo que estás leyendo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Corriendo Felipe, lo oyó leyendo al profeta Isaías, y dijo: Pero, ¿entiendes lo que lees?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Corrió Felipe a su lado y oyó que iba leyendo al profeta Isaías. Y le dijo: '¿Crees que entiendes lo que vas leyendo?'.

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Hechos 8:30
18 Tagairtí Cros  

Correré en el camino de tus mandamientos, cuando me ensanchares el corazón. HE


Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus fuerzas; porque no hay obra, ni empresa, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro adonde vas.


Cuando alguno oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el Maligno, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón: éste es aquel que fué sembrado a lo largo del camino.


Pero el que fué sembrado en tierra buena, es aquel que oye y entiende la palabra, el que también da fruto, y lleva cual de a ciento por uno, cual de a sesenta, y cual de a treinta.


¶Díceles Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dicen: Sí, Señor.


¶Y llamando a sí al pueblo, les dijo: Oíd y entended:


¶Por tanto, cuando viereis aquella abominación asoladora, de que habló Daniel el profeta, estar en el Lugar Santo (el que lee, entienda),


¶Cuando viereis, pues, la abominación desoladora, de que habló Daniel el profeta, estar donde no debe (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas;


Jesús les dice: Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió, y acabar su obra.


Escudriñad las Escrituras, porque pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;


Y levantándose, se fué: y he aquí un hombre de Etiopía, eunuco, valido de Candace, reina de los Etíopes, y superintendente de todo su tesoro, el cual había ido a Jerusalem para adorar;


Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate, y júntate a este carro.


A lo que dijo él: ¿Pues cómo podré, a menos que alguno me enseñe? Y convidó a Felipe que subiese y se sentase con él.


Y Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les proclamó el Cristo.


en la iglesia empero, quiero más bien hablar cinco palabras con mi mente, para que instruya también a los otros, que diez mil palabras en lengua extraña.


Por lo cual no seáis insensatos, sino entended cuál sea la voluntad del Señor.


En esto hay sabiduría. El que tenga inteligencia, calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis.


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