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Hechos 8:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 Y SAULO consentía con ellos en su muerte. ¶Y fué hecha en aquel tiempo una grande persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos los discípulos fueron dispersados por las regiones de Judea y Samaria, menos los apóstoles.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Saulo fue uno de los testigos y estuvo totalmente de acuerdo con el asesinato de Esteban. Ese día comenzó una gran ola de persecución que se extendió por toda la iglesia de Jerusalén; y todos los creyentes excepto los apóstoles fueron dispersados por las regiones de Judea y Samaria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Saulo estaba allí y aprobaba el asesinato. Este fue el comienzo de una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Saulo consintió en su asesinato, y en aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia en Jerusalem, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel día una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samaría, a excepción de los apóstoles.

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Hechos 8:1
35 Tagairtí Cros  

Y les envié mensajeros, diciendo: Estoy haciendo una grande obra; por lo cual no puedo descender allá. ¿Para qué habrá de suspenderse la obra, en tanto que yo la deje, para descender a vosotros?


¶Entonces Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara alta hacia Jerusalem, tres veces al día se hincaba de rodillas, y oraba y hacía confesión delante de su Dios, como antes acostumbraba hacerlo.


Entonces el rey se alegró de ello en gran manera, y mandó sacar a Daniel del foso. En efecto fué sacado Daniel del foso; y ninguna lesión fué hallada en él; porque había confiado en su Dios.


y los demás, echando mano de sus siervos, afrentáronlos, y mataron.


¶¡Por tanto, he aquí, yo os envío profetas, y sabios, y escribas; de los cuales, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;


¶Vosotros sois la sal de la tierra:  pero si la sal hubiere perdido su sabor, ¿con qué será ella misma  salada?  No sirve ya para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.


Acordaos de aquella palabra que os dije: El siervo no es mayor que su señor. Si me han perseguido a mí, a vosotros también os perseguirán; si han guardado mi palabra, guardarán también la vuestra.


Os echarán fuera de las sinagogas; y aún viene tiempo en que cualquiera que os mate creerá que ofrece acepto servicio a Dios.


mas recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y seréis mis testigos, así en Jerusalem como en toda la Judea y Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra.


HABÍA en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros, como Bernabé y Simeón, que se llamaba Niger, y Lucio de Cirene, y Manahén (hermano de leche de Herodes tetrarca), y Saulo.


Porque  David, habiendo en su propia generación servido a la voluntad de Dios, durmió, y fué agregado a sus padres, y vió corrupción:


alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía a la Iglesia los salvados, de día en día.


y cuando fué derramada la sangre de tu testigo Esteban, yo estaba presente, consintiendo en ello, y guardando las ropas de los que le mataban.


lo cual también hice en Jerusalem, encerrando yo mismo en la cárcel a muchos de los santos, habiendo recibido autorización de parte de los jefes de los sacerdotes; y cuando se les daba muerte, yo echaba mi voto contra ellos.


echaron mano sobre los apóstoles, y los metieron en la cárcel pública.


Andad, y puestos en pie en el Templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.


¶Mas ellos al oír esto, fueron cortados hasta el corazón, y tomaban ya el acuerdo de matarlos;


¶Y convinieron con él: de modo que habiendo llamado a los apóstoles, y habiéndolos azotado, les mandaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los soltaron.


Éste es el que estuvo en la Iglesia en el desierto, con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres: el cual recibió los oráculos vivos para dárnoslos:


¶Y al oír estas cosas, fueron cortados hasta el corazón, y crujían contra él los dientes.


y arrojándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos depositaron las ropas de ellos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.


¶Oyendo entonces los apóstoles que estaban en Jerusalem, que los de Samaria habían recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan;


Y dieron sepultura a Esteban unos hombres piadosos; e hicieron gran lamentación sobre él.


Aquellos pues que fueron dispersados, andaban por todas partes, predicando la palabra.


Y Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les proclamó el Cristo.


¶Así pues la iglesia tuvo paz por toda la Judea y la Galilea y la Samaria, y fué edificada; y andando en el temor del Señor, y en el consuelo del Espíritu Santo, se iba aumentando.


los cuales, conociendo la ley de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.


¶Mas quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han resultado más bien para mayor adelantamiento del evangelio;


Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque persistía como si viera al que es invisible.


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