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Hechos 3:26 - Biblia Version Moderna (1929)

26 A vosotros primero, habiendo resucitado Dios a su siervo Jesús, le ha enviado para bendeciros, apartando a cada uno de vosotros de sus iniquidades.

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Biblia Reina Valera 1960

26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Cuando Dios levantó a su siervo, Jesús, lo envió primero a ustedes, pueblo de Israel, para bendecirlos al hacer que cada uno se aparte de sus caminos pecaminosos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Por ustedes, en primer lugar, Dios ha resucitado a su Siervo y lo ha enviado para bendecirles, con tal que cada uno renuncie a su mala vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo resucitado a su Siervo, lo ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar° a cada uno de vuestras maldades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Para vosotros, en primer lugar, ha suscitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendeciros, a condición de que cada uno se aparte de sus maldades.'

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Hechos 3:26
41 Tagairtí Cros  

¡Será su nombre para siempre! ¡mientras dure el sol será propagado su nombre! y los hombres se bendecirán en él; ¡todas las naciones le llamarán bienaventurado!


He escuchado atentamente a Efraim que así se lamentaba: ¡Tú me castigaste, y yo fuí castigado, como novillo no acostumbrado al yugo! ¡hazme volver, y yo me volveré a ti, porque tú eres Jehová mi Dios!


Y dará a luz un hijo; y le llamarás JESÚS; porque él salvará a su pueblo de sus pecados.


Mas él respondiendo, les dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.


y que arrepentimiento y remisión de pecados fuesen predicados en su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalem.


Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos; porque la salvación de los judíos es.


mas recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y seréis mis testigos, así en Jerusalem como en toda la Judea y Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra.


¶Varones hermanos, hijos de fa raza de Abraham, y los que de entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.


a quien Dios resucitó, habiendo suelto los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que fuese él sujetado por ella.


A este Jesús le ha resucitado Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.


mas declaré primeramente a los de Damasco, y también en Jerusalem, y por todo el país de Judea, y luego a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas del arrepentimiento.


El Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a, quien vosotros entregasteis, y negasteis delante de la presencia de Pilato, habiendo éste decidido soltarle.


y disteis muerte al Autor de la vida; a quien Dios ha resucitado de entre los muertos: de lo cual nosotros somos testigos.


y para que él envíe a aquel Mesías, que antes ha sido designado para vosotros, es decir, Jesús;


Porque Moisés en verdad dijo: El Señor vuestro Dios os levantará un Profeta, de entre vuestros hermanos, semejante a mí; a él habéis de oír, conforme a todo lo que os hablare.


Vosotros sois hijos de los profetas, y del pacto que hizo Dios con vuestros padres, diciendo a Abraham: Y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.


Pues no me avergüenzo del evangelio; porque es poder de Dios para salvación a todo el que cree, primeramente al judío, y también al griego.


Y sé que, yendo a vosotros, iré en la plenitud de la bendición de Cristo.


Pues digo que Cristo fué hecho ministro de la circuncisión, a causa de la fidelidad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres,


¶¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos ha bendecido en Cristo con toda suerte de bendiciones espirituales, en las regiones celestiales;


¶Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual, conforme a su grande misericordia, nos ha reengendrado para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;


no volviendo mal por mal, ni ultraje por ultraje, sino al contrario, bendiciendo a vuestros enemigos; porque para esto mismo fuisteis llamados, para que heredaseis bendición.


¶Y a aquel que es poderoso para guardaros de caer, y presentaros irreprensibles delante de la presencia de su gloria con gozo extremado,


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