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Hechos 17:5 - Biblia Version Moderna (1929)

5 Pero los judíos, incitados por celos, tomaron consigo ciertos hombres malos, de los ociosos que frecuentan la plaza, y habiendo reunido al populacho, alborotaron la ciudad; y acometiendo la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces ciertos judíos tuvieron envidia y reunieron a unos alborotadores de la plaza del mercado para que formaran una turba e iniciaran un disturbio. Atacaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas a fin de sacarlos a rastras y entregarlos a la multitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los judíos no se quedaron pasivos: reunieron a unos cuantos vagos y maleantes, armaron un motín y alborotaron la ciudad. Hicieron una demostración frente a la casa de Jasón, pues querían a Pablo y Silas para llevarlos ante la asamblea del pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero los judíos,° llenos de envidia, tomaron consigo a unos vagabundos perversos y, reuniendo una turba, alborotaron la ciudad y atacaron la casa de Jasón, para sacarlos ante el pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Entonces los judíos, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.

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Hechos 17:5
26 Tagairtí Cros  

Mas ellos en mi adversidad se alegraron, y se juntaron; juntáronse contra mí abyectos calumniadores, y yo nada entendía; me despedazaban, y no cesaban.


Contra mí hablan los que se sientan en la puerta, y trovan cantilenas los bebedores de cerveza.


El corazón sosegado es vida para la carne; pero la envidia es carcoma de los huesos.


Jehová, tu mano está alzada, mas ellos no ven: verán empero con vergüenza tu celo por tu pueblo; y el fuego devorará a tus contrarios.


pues sabía que por envidia le habían entregado.


Mas viendo los judíos las multitudes, se llenaron de celos, y contradecían las cosas dichas por Pablo, y blasfemaban.


¶Mas vinieron allí judíos desde Antioquía e Iconio; y habiendo persuadido a las multitudes, apedrearon a Pablo, y le sacaron de la ciudad, creyendo que estaba muerto.


Pero los judíos que no creían, excitaron los ánimos de los gentiles, y los exacerbaron contra los hermanos.


Pero cuando conocieron los judíos de Tesalónica que también en Berea era predicada por Pablo la palabra de Dios, fueron asimismo allí, incitando y turbando a las multitudes.


Y no hallándolos, arrastraron a Jasón y a ciertos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: ¡Estos hombres que han trastornado e! mundo habitado, han venido acá también;


a quienes Jasón ha acogido: y éstos todos obran en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús!


Y habiendo tomado fianzas de Jasón y de los demás, los dejaron ir.


¶Mas siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos de común acuerdo acometieron a Pablo, y le llevaron ante el tribunal,


Porque estamos en peligro de ser acusados de sediciosos por lo de hoy, no habiendo causa alguna por medio de la cual podamos dar razón de este concurso.


Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron a José para Egipto. Mas Dios era con él,


¶Os saluda Timoteo mi colaborador, y Lucio y Jasón y Sosipatro, parientes míos.


porque sois todavía carnales: pues mientras haya entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales, andando según el uso de los hombres?


en viajes, muchas veces; en peligros de ríos, en peligros de salteadores, en peligros por parte de los de mi nación, en peligros por parte de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos:


envidias, embriagueces, orgías y otras cosas semejantes: respecto de las cuales os amonesto de antemano, así como os lo he dicho antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.


No seamos vanagloriosos, provocándonos los unos a los otros, envidiándonos los unos a los otros.


Y vosotros os hicisteis imitadores nuestros, y del Señor, habiendo recibido la palabra en mucha aflicción, con gozo del Espíritu Santo:


¿Pensáis acaso que la Escritura dice en vano, que el Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros, suspira por nosotros con celos envidiosos?


Y de la casa de Baal-berit le dieron setenta siclos de plata, con los cuales Abimelec tomó a sueldo hombres ociosos y disolutos; los cuales le siguieron.


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