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Hechos 15:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 Y habiendo llegado a Jerusalem, fueron recibidos por la iglesia, y por los apóstoles, y por los ancianos; y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando llegaron a Jerusalén, toda la iglesia —incluidos los apóstoles y los ancianos— dio la bienvenida a Pablo y a Bernabé, quienes les informaron acerca de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los apóstoles y los presbíteros, y les expusieron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Al llegar a Jerusalem, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Llegados a Jerusalén, fueron bien recibidos por la iglesia y por los apóstoles y los ancianos, a los cuales informaron de todo cuanto Dios había hecho con ellos.

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Hechos 15:4
20 Tagairtí Cros  

El que recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.


lo que en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo;


Y habiendo llegado, congregaron la iglesia, y les refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.


¶Guardó silencio entonces toda la multitud; y escucharon a Bernabé y a Pablo que les contaban cuantas señales y maravillas había hecho Dios entre los gentiles por medio de ellos.


Y habiendo tenido Pablo y Bernabé no poca disensión y discusión con ellos, determinaron los hermanos que Pablo y Bernabé, y ciertos otros con ellos, subiesen a los apóstoles y a los ancianos en Jerusalem, acerca de esta cuestión.


¶Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, juntamente con toda la iglesia, elegir de entre sí hombres que enviasen a Antioquía, juntamente con Pablo y Bernabé; es a saber, a Judas llamado Barsabás, y a Silas, hombres principales entre los hermanos;


Ellos pues, siendo encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, declarando la conversión de los gentiles: y causaban grande gozo a todos los hermanos.


¶Y se reunieron los apóstoles y los ancianos, para considerar este asunto.


Y según pasaban por las ciudades, entregaban a los hermanos para que los guardasen, los decretos que habían sido acordados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalem.


Y deseando él pasar a Acaya, le animaron a ello los hermanos, y escribieron cartas a los discípulos, para que le diesen buena acogida: el cual, cuando hubo llegado, fué de mucho provecho a los que habían creído mediante la gracia:


¶Y cuando llegamos a Jerusalem, los hermanos nos recibieron gozosamente.


Y habiéndolos saludado, les refirió una por una las cosas que había hecho Dios entre los gentiles por su ministerio.


Porque no osaré hablar sino respecto de lo que ha obrado Cristo por mi medio, para traer a obediencia a los gentiles, por palabra y por obra,


Por tanto recibíos los unos a los otros, así como Cristo también os recibió a vosotros, para gloria de Dios.


Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia que me fué dada, no fué en vano; antes bien he trabajado más abundantemente que todos ellos; mas no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo.


es a saber, que Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo, no imputando a los hombres sus transgresiones; y a nosotros nos ha encomendado la palabra de la reconciliación.


ASÍ pues, obrando juntamente con él, nosotros también os rogamos que no recibáis la gracia de Dios en vano;


¶Os saluda Aristarco, mi compañero en prisiones, y Marcos, primo de Bernabé, (respecto de quien ya recibisteis órdenes; si viniere a vosotros, recibidle,)


Si viene alguno a vosotros, y no trae esta enseñanza, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis:


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