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Ezequiel 8:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 Y extendió la forma de una mano, y me cogió por una guedeja de mi cabeza; y me elevó el Espíritu entre la tierra y el cielo, y me llevó a Jerusalem en visiones de Dios, a la entrada de la puerta de adentro, que mira hacia el norte; donde estaba el asiento de la imagen de los celos, la cual provoca a celos al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y extendió como la forma de una mano, y tomándome por una guedeja de mi cabeza, el espíritu me alzó entre la tierra y los cielos, y en visiones de Dios me llevó a Jerusalem, a la entrada de la puerta interior, que mira hacia el norte, donde estaba el asiento de la imagen de los celos, la que provoca a celos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Alargó una especie de mano y me asió por un mechón de los pelos de la cabeza; entonces el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde estaba el emplazamiento del ídolo del celo que provoca los celos.

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Ezequiel 8:3
39 Tagairtí Cros  

Va pues a suceder que cuando yo te haya dejado, el Espíritu de Jehová te llevará a donde yo no sepa; de manera que yendo yo a decírselo a Acab, y no pudiéndote él hallar, me matará: bien que yo tu siervo temo a Jehová desde mi mocedad.


Mas en cuanto al altar de bronce que estaba delante de Jehová, lo trajo de delante de la Casa, de entre el altar suyo propio y la Casa de Jehová, y lo colocó al lado de su altar, hacia el norte.


Y dijeron: He aquí que hay entre  tus siervos cincuenta hombres fuertes; rogámoste pues que vayan y busquen a tu señor; no sea que le haya alzado el Espíritu de Jehová, y le haya arrojado sobre algún monte, o en algún valle. Mas él dijo: No enviéis.


También la escultura de la Ashera que había hecho, la colocó en la Casa de la cual había dicho Jehová a David y a Salomón su hijo: En esta Casa, y en Jerusalem que yo he escogido entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre;


Y enojáronle con sus altos, y provocáronle a celos con sus esculturas.


¶No harás para ti escultura, ni semejanza alguna de lo que esté arriba en el cielo, ni de lo que esté abajo en la tierra, ni de lo que esté en las aguas, debajo de la tierra:


no te inclinarás a ellas ni les darás culto; porque yo soy Jehová tu Dios; Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian,


Porque no has de postrarte ante ningún otro dios; puesto que Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.


Al contrario colocaron sus cosas detestables en la Casa que es llamada de mi nombre, para contaminarla;


por cuanto los hijos de Judá han hecho lo que es malo a mis ojos, dice Jehová, han colocado sus abominaciones en la Casa que es llamada de mi nombre, para contaminarla,


Y ACONTECIÓ que a los treinta años (de edad), en el mes cuarto, al cinco del mes, estando yo en medio de los cautivos, junto al río Kebar, fueron abiertos los cielos, y tuve visiones de Dios.


Y estaban los querubines de pie a la derecha de la Casa, cuando entró aquel varón; y la nube llenaba el atrio interior.


ENTONCES me elevó el Espíritu, y me trajo a la puerta oriental de la Casa de Jehová, que mira hacia el oriente; y he aquí, a la entrada de la puerta, veinte y cinco hombres, en medio de quienes ví a Jaazanías hijo de Azur, y a Pelatías hijo de Benaya, príncipes del pueblo.


En seguida, el Espíritu me elevó y me llevó en visión, por el Espíritu de Dios, a Caldea, a los de la cautividad. Y así subió de cerca de mí la visión que yo había visto.


Entonces miré, y he aquí una mano extendida hacia mí; y he aquí en ella el rollo de un libro.


¶En seguida el espíritu me alzó; y oí detrás de mí el sonido de un estruendo tumultuoso, que decía: ¡Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar!


El Espíritu pues me alzó y me llevó; y yo iba con amargura, en el encono de mi espíritu; pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.


ESTABA sobre mí la mano de Jehová; y él me sacó fuera en Espíritu de Jehová, y me colocó en medio de un valle, el cual estaba lleno de huesos.


es decir, en visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una ciudad, hacia la parte del sur.


Pero el Espíritu me alzó, y me trajo al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenaba la Casa.


poniendo su umbral junto a mi umbral, y el poste de su puerta junto al poste de mi puerta, de modo que no había más que la pared entre mí y ellos; y contaminaron mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron; por lo cual los consumí en mi ira.


Por lo cual, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que por cuanto mi Santuario está contaminado por todas tus cosas detestables y por todas tus abominaciones, por tanto yo también te disminuiré, y mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré piedad de ti.


Pues la hermosura de sus adornos la pusieron por motivo de soberbia, y de ello hicieron las imágenes de sus abominaciones, y sus cosas detestables; por lo mismo haré yo que les sea como cosa asquerosa;


¶Y él me dijo: Hijo del hombre, alza los ojos hacia el norte. Alcé pues mis ojos hacia el norte; y he aquí que al norte de la puerta del altar estaba aquella imagen de los celos, a la entrada.


En efecto, he aquí seis varones, que venían por el camino de la puerta superior, que mira hacia el norte; y cada uno traía en su mano su hacha de armas; y había en medio de ellos un varón vestido de lino blanco, con un tintero de escribano ceñido a sus lomos; los cuales entraron y se pusieron de pie al lado del altar de bronce.


Mas he aquí que una mano me tocó, y me sacudió, haciéndome levantar sobre mis rodillas y las palmas de mis manos:


Entonces aquella como semejanza de hombre volvió a tocarme, y me esforzó.


En aquel momento salieron los dedos de una mano de hombre, y escribieron al frente del candelabro, sobre lo encalado de la pared del palacio real; y el rey vió la mano que escribía.


Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe: y el eunuco no le vió más. Y prosiguió su camino gozoso.


Le movían a celos con dioses extraños, con sus abominaciones le provocaban a ira.


Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios, me provocaron a ira con sus ídolos: y yo los moveré a celos con lo que no es pueblo, con nación necia los provocaré a ira.


Porque Jehová tu Dios es un fuego devorador, Dios celoso es.


no te inclinarás a ellas, ni les darás culto; porque yo soy Jehová tu Dios; Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian,


porque Jehová tu Dios, que habita en medio de ti, es un Dios celoso; no sea que se encienda su ira contra ti, y te destruya de sobre la faz de la tierra.


Mas Josué respondió al pueblo: No podréis servir a Jehová; porque es Dios santo; Dios celoso es; no sufrirá vuestras transgresiones y vuestros pecados.


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