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Ezequiel 3:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 También me dijo: Hijo del hombre, haz que tu vientre coma, y llena tus entrañas de este rollo que te doy. Y yo me lo comí; y era en mi boca como miel, por lo dulce que era.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 «Llénate el estómago con esto», me dijo. Al comerlo, sentí un sabor tan dulce como la miel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 y me dijo: 'Hijo de hombre, come ahora y llena tu estómago con este rollo que te doy. Lo comí pues, y en mi boca era dulce como la miel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas de este rollo que Yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y me dijo: 'Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tu estómago con este rollo que yo te doy'. Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel.

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Ezequiel 3:3
18 Tagairtí Cros  

Del mandamiento de sus labios no me apartaré: más que mi porción diaria he apreciado los dichos de su boca.


¡Cuán dulces a mi paladar son tus dichos; más dulces que la miel a mi boca!


Dentro de mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.


¡Oh cuánto amo tu ley! todo el día es ella mi meditación.


Deseables son más que el oro, y más que mucho oro fino; dulces también, más que la miel y que las gotas que destilan los panales.


También tu siervo es amonestado con ellos, y en guardarlos hay grande galardón.


Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tus palabras me eran el gozo y el regocijo de mi corazón; pues soy llamado de tu nombre, ¡oh Jehová, Dios de los Ejércitos!


Entonces dije para mí: ¡No haré mención de él, ni hablaré más en su nombre! pero su palabra fué en mi corazón como fuego consumidor, encerrado en mis huesos; me cansé pues de refrenarme; no pude callar.


Por tanto estoy lleno de la indignación de Jehová; ya cansado estoy de refrenarme: la he de derramar sobre los niños en la calle, y asimismo sobre la reunión de los mancebos: pues hasta el marido y la mujer serán presos, el anciano y aquel que está lleno de días.


Y lo extendió delante de mí; el cual estaba escrito por dentro y por fuera; y lo escrito en él eran endechas, y lamentaciones, y ayes.


¶Tú pues, oh hijo del hombre, oye lo que te voy a decir: No seas tú rebelde como esa casa rebelde: abre tu boca, y come lo que te voy a dar.


¶Entonces me dijo: Hijo del hombre, anda, véte a la casa de Israel, y les hablarás mis palabras.


El que cree en mí, como dice la Escritura, de adentro de él fluirán ríos de agua viva.


Habite ricamente en vosotros la palabra de Cristo, con toda sabiduría; enseñandoos y amonestándoos los unos a los otros, con salmos e himnos y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones a Dios.


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