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Colosenses 3:3 - Biblia Version Moderna (1929)

3 porque ya moristeis, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque ya habéis muerto, y vuestra vida está escondida con el Mesías en Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 pues habéis muerto, y vuestra vida está oculta, juntamente con Cristo, en Dios.

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Colosenses 3:3
32 Tagairtí Cros  

¶En aquel tiempo, Jesús respondiendo, dijo: ¡Gracias te doy, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños!


Todavía un poco, y el mundo no me verá más; vosotros empero me veréis: por cuanto yo vivo, vosotros también viviréis.


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no perezca, mas tenga vida eterna.


mas el que bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua, que brote para vida eterna.


Pues como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.


En verdad, en verdad os digo, que quien oye mi palabra, y cree a aquel que me envió, tiene vida eterna, y no entra en condenación, sino que ha pasado ya de muerte a vida.


y no quereis venir a mí para que tengáis vida.


Pues si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, siendo reconciliados, seremos salvados por su vida:


para que, de la manera que reinó el pecado en muerte, así también reinase la gracia, por medio de justicia, a vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor.


Asimismo también vosotros, estimaos como muertos en verdad al pecado, mas vivos para Dios, en Jesucristo.


¡No lo permita Dios! Nosotros que morimos al pecado, ¿cómo podremos vivir ya en él?


Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.


Así también está escrito: El primer hombre, Adam, vino a ser alma viviente: mas el postrer Adam vino a ser un espíritu vivificador.


Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernen espiritualmente.


Porque el amor de Cristo nos apremia, juzgando nosotros así: Que uno solo murió por todos; luego en él todos murieron:


(pues andamos por fe, y no por vista);


He sido 'crucificado' con Cristo; sin embargo vivo; mas no ya yo, sino que Cristo vive en mí: y aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dió a sí mismo por mí.


y hacer que todos los hombres vean cuál sea la administración del misterio, que por todos los siglos ha estado encubierto en Dios, creador de todas las cosas;


y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros sentimientos, en Cristo Jesús.


a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual supisteis antes por la palabra de la verdad del evangelio,


¶Si pues moristeis con Cristo en cuanto a los rudimentos mundanos, ¿por qué, como si vivieseis aún en el mundo, os sujetáis a tales decretos, como:


en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.


Cuando Cristo, el cual es nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados juntamente con él en gloria.


Por lo cual también, puede salvar hasta lo sumo  a los que se acercan a Dios por medio de él, viviendo siempre para interceder por ellos.


mas sea adornado el hombre interior del corazón, con la ropa imperecedera de un espíritu manso y sosegado, que es de gran precio delante de Dios.


a fin de que ya no viváis más tiempo en la carne para las concupiscencias de los hombres, sino según la voluntad de Dios.


Amados míos, ahora somos hijos de Dios; y todavía no ha sido manifestado lo que hemos de ser; sabemos empero, que cuando él fuere manifestado, nosotros seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es.


Quien tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del maná escondido; y le daré una piedrecita blanca. y esculpido en la piedrecita un nombre nuevo, que ninguno sabe sino aquel que lo recibe.


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