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2 Reyes 7:10 - Biblia Version Moderna (1929)

10 En efecto, se fueron, y llamando al portero de la ciudad, les avisaron a él y a los demás, diciendo: Acabamos de ir al campamento de los Siros; y he aquí que no había allí nadie, ni voz de persona alguna, sino los caballos atados, y los asnos atados, y las tiendas lo mismo que estaban antes.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Así que regresaron a la ciudad e informaron a los porteros lo que había sucedido. «Salimos al campamento arameo —dijeron—, ¡y allí no había nadie! Los caballos y los burros estaban atados, y todas las carpas estaban en orden, ¡pero no había ni una sola persona!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Regresaron a la ciudad, llamaron a los guardias de la puerta y les contaron: 'Fuimos al campamento de los arameos y no hay nadie, ninguna presencia humana, sino sólo los caballos y los burros atados y las tiendas tales como las dejaron'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y fueron y llamaron al centinela° de la ciudad, y les° informaron, diciendo: Hemos ido al campamento de los sirios, y he aquí, no hay allí hombre, ni voz alguna de hombre, sino caballos y asnos atados, y las tiendas intactas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Llegaron, pues, empezaron a gritar a los centinelas de la ciudad y les dieron la noticia: 'Hemos ido al campamento de los arameos y allí no hay nadie ni se oye voz humana; sólo los caballos y los asnos atados, y las tiendas intactas'.

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2 Reyes 7:10
9 Tagairtí Cros  

En esto divisó el atalaya otro hombre que venía corriendo; y clamó el atalaya al portero, diciendo: ¡He aquí que viene otro hombre corriendo solo! Y dijo el rey: Éste también es portador de noticias.


Entonces él llamó a los porteros; y éstos avisaron a la casa del rey adentro.


Entonces decían el uno al otro: No es bueno lo que hacemos. Este día es día de albricias; si pues guardamos silencio y esperamos hasta la luz de la mañana, entonces nuestra iniquidad nos alcanzará. Venid pues, vamos a dar parte de ello en casa del rey.


y con ellos a sus hermanos de segundo orden, a saber: Zacarías, y Ben, y Jaazael, y Semiramot, y Jehiel, y Uni, y Eliab, y Benaya, y Maasías, y Matitías, y Elifelehu, y Micnías, y Obed-edom, y Jeiel, que eran los porteros.


a Obed-edom también y los hermanos de ellos, hasta en número de sesenta y ocho; y a Obed-edom hijo de Jedutún, y a Hosa, para porteros:


Apostó también los porteros junto a las puertas de la Casa de Jehová, para que no entrase ninguno que fuese inmundo por cualquiera causa.


SI Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.


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