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2 Reyes 4:39 - Biblia Version Moderna (1929)

39 Salió entonces alguno al campo para coger verduras; y hallando una vid silvestre, cogió de ella calabazas silvestres, cuantas cupiesen en la doblez de su ropa: y vino, y rajándolas, las echó en la olla del potaje; pues no sabían lo que eran.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Entonces uno de los jóvenes fue al campo a recoger hierbas y regresó con el bolsillo lleno de calabazas silvestres. Las cortó en tiras y las puso en la olla, sin darse cuenta de que eran venenosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, halló una especie de uva silvestre, recogió varios racimos hasta llenar su manto. Al volver, los fue desgranando en el tiesto en que se preparaba el caldo, sin que nadie supiera lo que era.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Y uno salió al campo a recoger hierbas, y encontró una parra silvestre, y recogió de ella calabazas silvestres hasta llenar su faldón, y regresó y las echó en la olla del potaje, pero no sabían lo que era.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas y encontró una especie de cepa silvestre; tomó unas calabazas silvestres hasta llenar su manto. Luego volvió, las cortó en trozos y las echó en la olla del potaje, sin saber lo que era.

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2 Reyes 4:39
9 Tagairtí Cros  

Y un día guisaba Jacob un potaje, cuando Esaú llegó del campo; y estaba rendido de cansancio.


Y el cedro, por el lado de adentro de la Casa, esta esculpido de coloquíntidas y flores abiertas: el todo estaba cubierto de cedro; no se dejaba ver piedra alguna.


¶Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces hambre en el país; y estando los hijos de los profetas sentados delante de él, dijo a su criado: Pon la olla grande, y cuece potaje para los hijos de los profetas.


Sirvieron pues a los hombres para que comiesen; pero sucedió que mientras comían del potaje, todos ellos alzaron el grito, diciendo: ¡Hay muerte en la olla, oh varón de Dios! Y no lo pudieron comer.


Además, no es bueno que el alma esté sin la ciencia; y aquel que se apresura con los pies, peca.


¿Qué más había de hacer por mi viña, que no haya hecho ya por ella? ¿por qué pues cuando esperaba que diese uvas, las ha dado silvestres?


Y yo te había plantado vid escogidísima, toda ella de buen veduño; ¿cómo pues te me has convertido en sarmientos degenerados de una vid extraña?


Mas él respondiendo, dijo: Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial, será desarraigada.


mirando solícitamente que ninguno quede privado de la gracia de Dios; que no brote ninguna raíz de amargura, y os perturbe; y por medio de ella muchos sean contaminados;


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