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2 Reyes 19:37 - Biblia Version Moderna (1929)

37 Y aconteció que estando él adorando en la casa de Nisroc, dios suyo, Adramelec y Sarezer, sus mismos hijos, le hirieron a espada; y escaparon al país de Armenia: y reinó Esar-hadón, hijo suyo,  en su lugar.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Allí mientras estaba postrado en la casa de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarecer lo mataron a espada y huyeron al territorio de Ararat. En su lugar pasó a ser rey Asaradón, su hijo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y cuando estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, aconteció que Adramelec y Sarezer° lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat; y su hijo Esar-hadón reinó en su lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y un día, mientras estaba postrado en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada y huyeron al país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

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2 Reyes 19:37
15 Tagairtí Cros  

Y posó el arca en el mes séptimo, a los diez y siete días del mes, sobre las montañas de Ararat.


y los Aveos hicieron a Nibcaz y a Tartac; y los Sefarvitas continuaban quemando a sus hijos en el fuego a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim.


Ni tampoco os haga confiar Ezequías en Jehová, diciendo: De seguro que Jehová nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.


En Jehová, el Dios de Israel, confió; y después de él no hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, ni tampoco lo hubo entre los que habían sido antes de él.


Así hablaréis a Ezequías rey de Judá, diciendo: No te engañe tu Dios en quien confías, diciendo: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria.


Verdaderamente, oh Jehová, los reyes de Asiria han asolado las naciones y sus tierras;


Porque de Jerusalem saldrá un resto, y del monte de Sión algunos que se salven. El celo de Jehová de los Ejércitos hará esto.


He aquí que yo pondré otro espíritu en él, y oirá un rumor, y se volverá a su tierra; y haré que caiga a espada en su propia tierra.


¿Quién de entre los dioses de aquellas naciones que mis padres han destruído completamente pudo librar a su pueblo de mi mano, para que pueda el Dios vuestro libraros a vosotros de mi mano?


Y hablaron del Dios de Jerusalem, como de los dioses de los pueblos de la tierra; ¡obra de manos de hombres!


Y envió Jehová un ángel que destruyó a todos los hombres fuertes y valerosos, con los príncipes y los capitanes, en el campamento del rey de Asiria; y él volvió con rostro avergonzado a su propia tierra; donde habiendo entrado en casa de su dios, allí mismo los hijos de sus propias entrañas le hicieron caer a cuchillo.


Y se llegaron a Zorobabel y a las cabezas de las casas paternas, y les decían: Dejad que nosotros edifiquemos con vosotros; pues lo mismo que vosotros, nosotros buscamos a vuestro Dios; y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos trajo acá.


¡Alzad bandera en la tierra! ¡tocad trompeta entre las naciones! ¡alistad contra ella las naciones! ¡convocad contra ella los reinos de Armenia, de Mini y de Askenaz! ¡nombrad jefe contra ella! ¡haced que suban contra ella caballos como orugas!


Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca; y nuestros enemigos sean de ello los jueces.


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