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2 Reyes 19:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 Y ACONTECIÓ que como le oyese el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, y cubriéndose de saco, entró en la Casa de Jehová.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cuando el rey Ezequías oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Apenas oyó esas palabras el rey Ezequías rasgó su ropa, se cubrió con un saco y se dirigió a la casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y aconteció que al oírlo el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de saco, y fue a la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El rey Ezequías, al oírlo, rasgó sus vestiduras y, cubierto de saco, entró en el templo de Yahveh.

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2 Reyes 19:1
21 Tagairtí Cros  

Y rasgó Jacob sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y lamentóse a causa de su hijo muchos días.


Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.


¿Has visto cómo se humilla Acab delante de mí? por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré este mal en sus días: en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.


¶Entonces Eliaquim hijo de Helcías, mayordomo de palacio, y Sebna secretario, y Joah hijo de Asaf, cronista, volvieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsaces.


Y sucedió que como el rey de Israel leyese la carta, rasgó sus vestidos, diciendo: ¿Soy yo acaso Dios, que hace morir y que da vida, para que éste envíe a mí, a fin de que yo sane a un hombre de su lepra? Empero ruegoos tan sólo que consideréis y veáis cómo éste anda buscando pretextos contra mí.


Y sucedió que cuando oyó el rey las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos; y como iba pasando sobre el muro, vió el pueblo que, he aquí, traía saco interiormente sobre sus carnes.


¶Y cuando oí esto, rasgué mis vestidos y mi manto, y arranqué los cabellos de mí cabeza y de mi barba, y sentéme atónito.


Mientras que yo, cuando ellos enfermaron, me vestía de cilicio; afligía mi alma con ayuno; y  mi oración se volvía a mi seno.


¶Entonces Senaquerib rey de Asiria levantó el campamento, y se fué y volvió a su tierra, y habitó en Nínive.


Así no tuvieron temor, y no rasgaron sus vestidos, ni el rey, ni ninguno de sus siervos que habían oído todas aquellas palabras:


Y los hombres de Nínive creyeron a Dios; y publicaron ayuno, y se vistieron de saco, desde el mayor hasta el menor.


sino cúbranse con sacos tanto los hombres como las bestias, y clamen con ahinco a Dios; y vuélvase cada cual de su camino malo, y de la injusticia que haya en sus manos!


¡Ay de ti, Corazín!  ¡ay de ti, Bethsaida!   porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, ya ha mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.


Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:  ¡Ha blasfemado! ¿qué más necesidad tenemos de testigos? ¡He aquí, ahora habéis oído la blasfemia!


Y daré autoridad a mis dos testigos, los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos.


¶Y corrió un hombre de Benjamín desde el ejército, y llegó a Silo aquel mismo día, rasgados sus vestidos, y echada tierra sobre su cabeza.


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