27 Mas Rabsaces les respondió: ¿Por ventura me ha enviado mi señor a tu señor y a ti, para decir estas palabras? ¿No me ha enviado también a los hombres que están sentados sobre el muro, expuestos como están a comer su mismo estiércol y a beber sus orines con vosotros?
27 Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?
27 Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió: —¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje solo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.
27 El copero mayor les dijo: '¿Acaso mi señor me mandó transmitir estas palabras sólo a tu patrón y a ti? ¿No fue más bien a todos esos hombres parados en la muralla, los que pronto tendrán igual que ustedes que comer sus excrementos y tomarse la orina?'
27 Pero el Rabsaces les respondió: ¿Acaso me ha enviado mi señor a deciros estas palabras sólo° a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sentados en el muro, expuestos a comerse con vosotros sus propios excrementos y beber su propia orina?
27 A lo que replicó el copero mayor: '¿Acaso mi señor me ha enviado a decirte estas palabras sólo a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sobre la muralla, que tendrán que comer con vosotros sus propios excrementos y beber sus orines?'.
¶Entonces el rey de Asiria envió a Tartán y a Rab-sarís y a Rabsaces, desde Laquís a Ezequías, con grande ejército hasta Jerusalem; los cuales subieron y se llegaron a Jerusalem. Subieron pues y se llegaron, e hicieron alto junto al acueducto del estanque superior, que está junto a la calzada del Campo del Batanero.
¶Dijo entonces Eliaquim hijo de Helcías, con Sebna y Joah, a Rabsaces: Ruégote hables con tus siervos en siriaco, que nosotros lo entendemos; y no nos hables en judaico, a comprensión de la gente que está sobre el muro.
Y el hambre vino a ser gravísima en Samaria; porque he aquí que la sitiaron hasta que se vendía una cabeza de asno en ochenta siclos de plata, y la cuarta parte de un cabo del garbanzo estiércol de paloma, en cinco siclos de plata.
Mas respondió Rabsaces: ¿Por ventura me ha enviado mi señor a tu señor y a ti para decir estas palabras? ¿no me ha enviado más bien a los hombres que están sentados sobre el muro, expuestos como están a comerse su mismo estiércol y a beberse sus orines con vosotros?