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1 Timoteo 6:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 el tal es hinchado de orgullo, no sabiendo nada, sino teniendo un enfermizo afecto a cuestiones y disputas de palabras, de donde provienen envidias, contenciones, blasfemias, sospechas siniestras,

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Biblia Reina Valera 1960

4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cualquiera que enseñe algo diferente es arrogante y le falta entendimiento. Tal persona tiene el deseo enfermizo de cuestionar el significado de cada palabra. Esto provoca discusiones que terminan en celos, divisiones, calumnias y malas sospechas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 es un ciego que no entiende nada. Ese padece la enfermedad de las discusiones y cuestiones inútiles, de donde proceden envidias, discordias, insultos, desconfianzas

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 está envanecido, nada entiende, sino que tiene° manía por discusiones y contiendas de palabras, de las cuales surgen° envidia, riña, difamaciones y malas sospechas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 es orgulloso, no sabe nada, sino que se dedica morbosamente a disquisiciones y juegos de palabras que degeneran en envidia, riñas, palabras injuriosas, sospechas malignas

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1 Timoteo 6:4
44 Tagairtí Cros  

Los hay que se enriquecen, mas nada tienen; hay otros que se hacen pobres, y tienen grandes riquezas.


Como nube y viento que no traen lluvia, así es el hombre que se jacta falsamente de dadivoso.


¿Ves a un hombre sabio en su propio concepto? más esperanza hay de un insensato que de él.


He aquí que ayunáis para ira y contención, y para herir con el puso de maldad: no habéis de ayunar como el día de hoy, para hacer que en lo alto se oiga vuestra voz.


Y habiendo tenido Pablo y Bernabé no poca disensión y discusión con ellos, determinaron los hermanos que Pablo y Bernabé, y ciertos otros con ellos, subiesen a los apóstoles y a los ancianos en Jerusalem, acerca de esta cuestión.


mas si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra misma ley, ¡veréislo vosotros! Yo no quiero ser juez de tales cosas.


¶Empero cierto hombre, llamado Simón, había estado en la ciudad antes de su llegada, ejerciendo la magia, y asombrando a la gente de Samaria, diciendo que él era un gran personaje:


Sed de un mismo ánimo entre vosotros. No penséis en cosas altas, sino acomodaos a las que son humildes. No seáis sabios en vuestro propio concepto.


Andemos honrosamente, como de día; no en comilonas y borracheras, no en lascivia y disoluciones, no en riñas y envidia:


AL que es débil en la fe, recibidle, mas no a disputas de opiniones dudosas.


pero a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino antes obedecen a la injusticia, ira e indignación,


Mas si alguno parece ser contencioso, baste decir que nosotros no tenemos tal costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios.


Pues, en primer lugar, oigo que al reuniros en asamblea, hay divisiones entre vosotros; y en parte lo creo.


¶Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno de entre vosotros piensa que él es sabio en este siglo, venga a ser insensato, para llegar a ser sabio.


porque sois todavía carnales: pues mientras haya entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales, andando según el uso de los hombres?


Porque toleráis si alguno os reduce a servidumbre, si os devora, si se apodera de lo vuestro, si se ensalza, si os hiere en la cara.


Pero si unos a otros os mordéis y os devoráis, ¡cuidado que no seáis consumidos los unos por los otros!


No seamos vanagloriosos, provocándonos los unos a los otros, envidiándonos los unos a los otros.


Porque si alguno piensa que él es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.


Algunos en verdad predican a Cristo aun de envidia y contención, mas otros también de buena voluntad:


Haced todas las cosas sin murmuraciones ni contiendas;


No se haga nada con espíritu faccioso, o de vanagloria, sino más bien con humildad de ánimo, estimando cada cual al otro como mejor que él mismo:


Nadie os defraude de vuestro premio, complaciéndose en una humildad exagerada y culto de los ángeles; entremetiéndose en cosas que nunca vió, hinchado vanamente por su ánimo carnal;


el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios.


ni se ocupasen en fábulas y genealogías interminables, que promueven disputas, más bien que edificación divina, así ahora vuelvo a rogarte lo mismo.


deseando ser maestros de la ley, sin entender ni lo que dicen, ni lo que con confianza afirman.


no neófito, no sea que, hinchado de orgullo, caiga en la condenación del diablo.


¶Trae estas cosas a su memoria, requiriéndoles solemnemente delante del Señor, que no contiendan sobre palabras, que para nada aprovechan, sino para trastornar a los oyentes.


Pero evita las cuestiones necias, y nacidas de la ignorancia, sabiendo que engendran contiendas.


traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios;


pero evita las cuestiones insensatas, y las genealogías, y las contiendas y disputas sobre la ley; porque son sin provecho y vanas.


¶Vosotros lo sabéis, mis amados hermanos. Mas sea cada hombre pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;


Mas aquéllos, como bestias irracionales, nacidas de propósito para ser cogidas y destruídas, dicen injurias contra lo que no entienden, y perecerán del todo en su misma corrupción,


Porque, profiriendo palabras hinchadas, llenas de vanidad, atraen con el cebo de apetitos carnales, por medio de la lascivia, a los que por un poco de tiempo iban escapando de los que viven en el error;


Pero éstos dicen injurias contra lo que no entienden; y en lo que naturalmente entienden como bestias irracionales, en eso se corrompen.


Éstos son murmuradores, quejumbrosos, que andan en pos de sus concupiscencias, y su boca profiere palabras hinchadas, teniendo en admiración las personas de los hombres, por motivos de interés.


Por cuanto tú dices: ¡Rico soy y me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada! y no sabes que tú eres un desdichado, y miserable, y pobre, y ciego y desnudo;


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