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1 Reyes 3:26 - Biblia Version Moderna (1929)

26 En esto la mujer cuyo era el niño vivo, habló al rey, (porque ardían sus entrañas a causa de su hijo), y dijo: ¡Óyeme, señor mío! ¡Dadle a ella el niño vivo, y de ninguna manera le matéis! en tanto que aquella decía: ¡No ha de ser ni mío ni tuyo; sino partidle!

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Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Entonces la verdadera madre del niño, la que lo amaba mucho, gritó: «¡Oh no, mi señor! ¡Denle el niño a ella, pero, por favor, no lo maten!». En cambio, la otra mujer dijo: «Me parece bien, así no será ni tuyo ni mío; ¡divídanlo entre las dos!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Entonces la mujer cuyo hijo estaba vivo dijo al rey, porque se le conmovieron sus entrañas de madre: 'No, por favor, señor, denle a ella mejor el niño que está vivo, pero que no lo maten'. Pero la otra replicaba: 'Pártanlo, así no será ni mío ni tuyo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Pero entonces, la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se conmovieron por su hijo), y exclamó: ¡Ay, señor mío! Dad a ésta el niño vivo; pero no lo hagas morir. Pero la otra dijo: No sea ni para mí ni para ti. ¡Partidlo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, dirigiéndose al rey, porque se le habían conmovido las entrañas por su hijo, le dijo: '¡Por favor, señor mío! Entregadle a ésta el niño vivo, pero no lo matéis'. Por el contrario, la otra decía: 'No será para mí, ni para ti; que lo partan'.

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1 Reyes 3:26
12 Tagairtí Cros  

Y dióse prisa José, porque se le encendían las entrañas a causa de su hermano; y buscó lugar donde llorar; y entró en su aposento, y lloró allí.


Luego dijo el rey: Partid al niño vivo en dos, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.


Entonces respondió el rey y dijo: ¡Dad a aquélla el niño vivo! que de ninguna manera le habéis de matar; ella es su madre.


Enardecióse mi corazón dentro de mí: en mi meditación se encendió fuego; hablé entonces con mi lengua:


¿Se olvidará acaso la mujer de su niño mamante, de modo que no tenga compasión del hijo de sus entrañas? ¡Aun las tales le pueden olvidar; mas no me olvidaré yo de ti!


¿No es Efraim para mí un hijo querido? ¿no es un niño en quien yo me deleito? pues aun cuando hablo contra él, me acuerdo de él con ternura todavía; por tanto mis entrañas se conmueven por él; ciertamente tendré compasión de él, dice Jehová.


¿Cómo te he de abandonar, oh Efraim? ¿podré yo entregarte, oh Israel? ¿cómo te he de hacer como Adma? ¿cómo te pondré como Zeboim? ¡se ha revuelto mi corazón dentro de mí, mis compasiones todas juntas están encendidas!


sin entendimiento, infieles en los pactos, sin afecto natural, sin misericordia:


Porque testigo me es Dios de cuan ardiente afecto os tengo a todos vosotros en el entrañable amor de Cristo Jesús.


SI hay pues alguna exhortación en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algunas entrañas de piedad,


sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos,


Pero aquel que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano padecer necesidad, y cierra contra él sus entrañas de conmiseración,  ¿cómo podrá habitar el amor de Dios en él?


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