Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





1 Reyes 20:40 - Biblia Version Moderna (1929)

40 Y aconteció que estando tu siervo ocupado en esta y en esotra parte, he aquí que el prisionero no parecía. A lo que le dijo el rey de Israel: Tal es tu sentencia; tú mismo lo has decidido.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

40 Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

40 pero mientras yo estaba ocupado en otras cosas, ¡el prisionero desapareció! —Bueno, fue tu culpa —respondió el rey—. Tú mismo has firmado tu propia sentencia.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Pues bien, mientras estaba ocupado en una y otra cosa, el prisionero desapareció'. El rey de Israel le respondió: '¡Tú mismo has pronunciado tu sentencia!'

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

40 Y sucedió que mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, él desapareció. Entonces el rey de Israel le respondió: ¡Esa es tu sentencia! ¡Tú mismo la has pronunciado!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Y mientras tu siervo andaba de un sitio para otro, él desapareció'. Le dijo el rey de Israel: 'Ésa es tu sentencia: tú mismo la has pronunciado'.

Féach an chaibidil Cóip




1 Reyes 20:40
10 Tagairtí Cros  

JEHOVÁ pues envió a Natán a David; el cual se llegó a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico y el otro pobre.


Dijo pues la mujer: ¿Y por qué has imaginado tal cosa contra el pueblo de Dios? pues que hablando el rey de esta manera, se hace como culpable, por cuanto el rey no hace volver a su propio desterrado.


Y cuando el rey iba pasando, él dió voces al rey, y le dijo: Tu siervo salió a pelear en medio de la batalla: y he aquí que desviándose un hombre hacia mí, me trajo un prisionero, diciendo: Guarda a este hombre: si de cualquiera manera llegare a escaparse, tu vida responderá por su vida, o pagarás un talento de plata.


Entonces él quitó apresuradamente la venda de sus ojos; y conoció el rey de Israel que era uno de los profetas.


Tu propia boca, y no yo, te convence de maldad; sí, tus mismos labios testifican contra ti.


¡Maldito aquel que hace la obra de Jehová negligentemente, y maldito aquel que retrae su espada de derramar sangre!


A éste le dice: ¡Por tu misma boca te juzgaré, siervo malvado! ¿Sabías que soy un hombre austero, que tomo lo que no deposité, y siego lo que no sembré?


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí