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1 Reyes 18:36 - Biblia Version Moderna (1929)

36 ¶Y aconteció que al tiempo de ofrecerse la oblación de la tarde, el profeta Elías se llegó al altar, y dijo: ¡Oh Jehová, Dios de Abraham, de  Isaac y de Israel, hoy mismo sea conocido que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo; y que por orden tuya he hecho todas estas cosas!

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Biblia Reina Valera 1960

36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 A la hora que solía hacerse el sacrificio vespertino, el profeta Elías caminó hacia el altar y oró: «Oh Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, demuestra hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 En la hora en que se presenta la ofrenda de la tarde, Elías el profeta se adelantó y dijo: 'Yavé, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, que sepan hoy que tú eres Dios de Israel, que yo soy tu servidor, y que en todo actúo según tu palabra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Cuando llegó la hora de presentar la ofrenda vegetal, sucedió que el profeta Elías se acercó, y dijo: ¡Oh YHVH, Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres ’Elohim en Israel, y que yo soy tu siervo, y que he hecho todas estas cosas por tu palabra!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta Elías y exclamó: '¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas.

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1 Reyes 18:36
46 Tagairtí Cros  

Y le apareció Jehová aquella noche, y dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque contigo soy yo, y te bendeciré, y multiplicaré tu simiente por causa de Abraham mi siervo.


y he aquí, Jehová estaba en lo más alto de ella, y dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado, te la daré a ti y a tu simiente.


¡Los dioses de Abraham, y los dioses de Nacor juzguen entre nosotros! dioses también del padre de ellos. Mas Jacob juró por el Temor de su padre Isaac.


Entonces dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová: tú que me dijiste: Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien;


Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre: no temas descender a Egipto; porque allí haré de ti una nación grande.


Y sea engrandecido tu nombre para siempre, al decirse: ¡Jehová de los Ejércitos es el Dios de Israel, y la casa de tu siervo David sea estable delante de tu rostro!


¶Entonces acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? si Jehová es Dios, seguidle; mas si lo es Baal, entonces seguidle a él. Mas el pueblo no le respondió palabra.


Y aconteció, pasado ya el mediodía, que ellos siguieron profetizando hasta la hora de ofrecerse la oblación de la tarde: mas no hubo voz, ni quien respondiese, ni quien les prestase atención.


de suerte que corría el agua al rededor del altar; y también la zanja quedó llena de agua.


¡Respóndeme, oh Jehová, respóndeme: para que conozca este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios verdadero;  y sea conocido que has hecho volver el corazón de ellos!


En esto, he aquí un profeta que se llegó a Acab, rey de Israel, y le dijo: Así dice Jehová: ¿Has visto tú aquella inmensa multitud? Pues he aquí que yo voy a darla en tu mano, hoy mismo; y sabrás que yo soy Jehová.


Llegándose entonces el varón de Dios, dijo al rey de Israel: Así dice Jehová: Por cuanto dicen los Siros: Dios de la serranía es Jehová, mas no es Dios de los valles, por lo mismo entregaré toda esta inmensa multitud en tu mano; y conoceréis que yo soy Jehová.


A lo que dijo Micaya: ¡Si de manera alguna tú volvieres en paz, no ha hablado Jehová por mí! Dijo además: ¡Oídlo todos los pueblos!


oye tú desde el cielo, asiento permanente de tu morada, y haz conforme a todo lo que te pidiere aquel extranjero; a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre; para que ellos también te teman así como tu pueblo Israel; y para que sepan que esta Casa que he edificado es llamada de tu Nombre.


Pero respondió Elías y dijo al capitán de cincuenta: Y bien, si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo que te consuma a ti y a tus cincuenta. En efecto, descendió fuego del cielo y le consumió a él y a sus cincuenta.


Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías tesbita: Levántate, sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y les dirás: ¿Será que por no haber Dios en Israel, vosotros vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón?


Y le contestaron: Un hombre vino a encontramos, y nos dijo: Andad, volved al rey que os envió, y decidle: Así dice Jehová: ¿Será que por no haber Dios en Israel, tú envías a consultar a Baal-zebub; dios de Ecrón? Por tanto de la cama adonde has subido no descenderás, sino que de seguro morirás.


Ahora pues, ¡oh Jehová, Dios nuestro, sálvanos, te lo ruego, de su mano; y conozcan todos los reinos de la tierra que tú eres Jehová Dios, y tú solo!


Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová, el cual hizo que la sombra volviese atrás diez grados, por los grados que ya había bajado en el reloj de sol de Acaz.


Entonces volviéndose con toda su comitiva al varón de Dios, entró, y se presentó delante de él, y dijo: He aquí, yo ya conozco que no hay Dios en toda la tierra sino sólo en Israel. Ahora pues acepta, te lo ruego, un regalo de parte de tu siervo.


¶Mas aconteció que cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió al rey, diciendo: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Ruégote venga él a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.


Oh Jehová, Dios de nuestros padres, de Abraham, de Isaac, y de Israel, conserva esto perpetuamente en la imaginación de los pensamientos del corazón de tu pueblo; y haz que sea estable su corazón para contigo.


Fueron pues los correos, con cartas del rey y de sus príncipes, por todo Israel y Judá, y según orden del rey; las cuales cartas decían así: ¡Oh Israel, volveos a Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que os han quedado, escapados aún de la mano de los reyes de Asiria!


¡Sea puesta mi oración delante de ti como el incienso! ¡la elevación de mis manos te sea acepta como la ofrenda de la tarde!


¡y conozcan todos que tú, cuyo nombre es JEHOVÁ, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!


Díjole además: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces cubrióse Moisés el rostro, porque tuvo temor de mirar a Dios.


para que así crean ellos que te ha aparecido Jehová, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.


¡Ahora pues, oh Jehová, Dios nuestro, sálvanos de su mano; y conozcan todos los reinos de la tierra que tú eres Jehová, y tú solo!


Y santificaré mi gran Nombre que ha sido profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas; y conocerán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando yo fuere santificado en vosotros delante de su vista.


Así haré conocer mi santo Nombre en medio de mi pueblo Israel, y no dejaré profanar más mi santo Nombre; y conocerán las naciones que yo, Jehová, el Santo, estoy en medio de Israel.


Y desde el tiempo en que fuere quitado el holocausto continuo, es a saber, para poner allí la abominación desoladora, habrá mil doscientos y noventa días.


Entonces oí hablar a cierto santo; y otro santo preguntó a aquel santo que habló: ¿Hasta cuánto tiempo alcanza la visión del holocausto continuo, y de la transgresión que causa desolación, entregando el Santuario y la milicia celestial para ser hollados?


sí, mientras aun hablaba en mi oración, el varón Gabriel, que yo había visto en visión al principio, habiendo volado arrebatadamente, me tocó como a la hora de la oblación de la tarde;


Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de los que viven.


Y yo sabía que me oyes siempre, mas a causa de la multitud que está presente, lo dije, para que ellos crean que tú me has enviado.


Y Cornelio dijo: Hace cuatro días que estaba yo ayunando hasta esta hora: y a la hora de nona, estaba orando en mi casa, cuando, he aquí, un varón se me puso delante, en vestiduras resplandecientes,


PEDRO y Juan subían un día al Templo, a la hora de la oración, que era la de nona.


para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él;


¶Por esta causa, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,


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