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1 Reyes 18:22 - Biblia Version Moderna (1929)

22 Entonces dijo Elías al pueblo: Yo, yo solo quedo como profeta de Jehová; mas los profetas de Baal son cuatrocientos y cincuenta hombres.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Entonces Elías les dijo: «Yo soy el único profeta del Señor que queda, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Elías dijo al pueblo: 'Soy el único que queda de los profetas de Yavé, y ustedes ven aquí a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Entonces Elías dijo al pueblo: Sólo yo he quedado como profeta de YHVH, pero de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Entonces Elías siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.

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1 Reyes 18:22
13 Tagairtí Cros  

Dénsenos pues dos novillos; y escojan ellos para sí un novillo, y cortándole en trozos, pónganle sobre la leña; mas no le pongan fuego: y yo aderezaré el otro novillo, y le colocaré sobre la leña, mas no le pondré fuego.


Y él respondió: Muy celoso he sido por causa de Jehová, el Dios de los Ejércitos; porque los hijos de Israel han desechado tu pacto, y han derribado tus altares, y han muerto a cuchillo a tus profetas; ¡y he quedado yo, yo solo; y buscan mi vida para quitármela!


A lo que dijo él: Muy celoso he sido por causa de Jehová, el Dios de los Ejércitos; porque los hijos de Israel han desechado tu pacto, han derribado tus altares, y han muerto a cuchillo a tus profetas; ¡y he quedado yo, yo solo; y buscan mi vida para quitármela!


En esto, he aquí un profeta que se llegó a Acab, rey de Israel, y le dijo: Así dice Jehová: ¿Has visto tú aquella inmensa multitud? Pues he aquí que yo voy a darla en tu mano, hoy mismo; y sabrás que yo soy Jehová.


En efecto, se ciñeron sacos sobre los lomos, y se pusieron sogas al cuello, y presentándose así al rey de Israel, dijeron: Tu siervo Ben-hadad dice: ¡Ruégote me perdones la vida! A lo que respondió: ¿Acaso vive todavía? hermano mío es.


¶Dijo entonces uno de los hijos de los profetas a su compañero: Por mandato de Jehová, yo te ruego que me hieras. Mas se negó aquel hombre a herirle.


Se fué pues el profeta, y se puso junto al camino, a esperar al rey, disfrazado con una venda sobre los ojos.


¡Señor! ellos han muerto a tus profetas, y demolido tus altares; y yo soy dejado solo, y buscan mi vida?


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