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1 Reyes 11:36 - Biblia Version Moderna (1929)

36 mas a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de mí en Jerusalem, la ciudad que he escogido para poner allí mi Nombre.

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Su hijo tendrá una tribu para que los descendientes de David, mi siervo, sigan reinando y, como una lámpara, brillen en Jerusalén, la ciudad que he escogido para que sea el lugar para mi nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 daré sin embargo una tribu a su hijo para que David mi servidor tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que escogí para que en ella habitara mi Nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Y a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga en él una lámpara delante de mí todos los días en Jerusalem, la ciudad que Yo me escogí para poner allí mi Nombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 A su hijo le quedará una tribu, para que mi siervo David tenga siempre ante mí una lámpara en Jerusalén, la ciudad que yo elegí para establecer en ella mi nombre.

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1 Reyes 11:36
25 Tagairtí Cros  

Empero le ayudó Abisai hijo de Sarvia, de manera que hirió al filisteo y le mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: ¡No saldrás más con nosotros a la guerra, no sea que apagues la antorcha de Israel!


Porque tú eres mi antorcha, oh Jehová, y Jehová alumbrará mis tinieblas.


Y tu casa y tu reino serán eternamente estables delante de ti: tu trono será inmoble para siempre.


Ahora pues sea de tu agrado bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca siempre delante de ti; porque tú, oh Jehová Dios, lo has prometido; y con tu bendición será bendecida la casa de tu siervo para siempre.


Esto empero, no le arrebataré el reino todo; una tribu le voy a dar a tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalem que yo he escogido.


(mas la otra tribu quedará para él, por amor de mi siervo David, y por amor de Jerusalem, la ciudad que yo he escogido de entre todas las tribus de Israel);


Yo pues te tomaré a ti, y reinarás sobre todo lo que deseare tu alma, porque serás rey sobre Israel.


Pero en cuanto a los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá, Roboam quedó reinando sobre ellos.


¶Roboam pues, hijo de Salomón, reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar, y diez y siete años reinó en Jerusalem, la ciudad que había escogido Jehová de entre todas las tribus de Israel, para poner allí su Nombre; y el  nombre de su madre fué Naama, ammonita.


Sin embargo, por amor de David le dió Jehová su Dios una lámpara en Jerusalem, haciendo elevar a su hijo después de él, y dejando aún en pie a Jerusalem:


y para que Jehová confirme la palabra que ha hablado acerca de mí, diciendo: Si tus hijos pusieren cuidado en su camino, para andar fielmente delante de mí, con todo su corazón y con toda su alma, juro, diciendo: ¡Nunca te faltará hombre que se siente sobre el trono de Israel!


para que estén tus ojos abiertos, mirando hacia esta Casa de noche y de día; es decir, hacia este lugar del cual has dicho: Estará allí mi Nombre; para escuchar la oración que hace tu siervo en este lugar.


y le dijo Jehová: He oído tu oración y tu súplica que has ofrecido delante de mí. Yo he santificado esta Casa que tú has edificado, poniendo allí mi Nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán allí de continuo.


Pero Jehová no quiso destruir a Judá, por causa de David su siervo, según le había prometido que le daría siempre una lámpara a él y a sus hijos.


¶El rey Roboam pues fortalecióse en Jerusalem, y siguió reinando: porque Roboam era de edad de cuarenta y un años cuando entró a reinar, y diez y siete años reinó en Jerusalem, ciudad que había escogido Jehová de entre todas las tribus de Israel para poner allí su Nombre; y su madre se llamaba Naama, ammonita.


Pero Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que tenía hecho con David, y de conformidad con su promesa que le daría una lámpara, a él y a sus hijos, en todo tiempo.


Allí haré crecer el poderío de David; yo he aparejado una lámpara para mi ungido.


sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial, y a las huestes innumerables de ángeles,


Y me llevó en el Espíritu a una montaña grande y alta, y me mostró la santa ciudad de Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios;


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