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1 Crónicas 21:16 - Biblia Version Moderna (1929)

16 ¶Entonces David alzó los ojos y vio al ángel de Jehová que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalem; y cayó David, juntamente con los ancianos, cubiertos de saco, sobre sus rostros.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 David levantó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre el cielo y la tierra con su espada desenvainada, extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los líderes de Israel se pusieron tela áspera en señal de su profunda angustia y cayeron rostro en tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Alzando David los ojos vio el Angel que estaba entre el cielo y la tierra con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los jefes, vestidos con sacos, se postraron rostro en tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de YHVH, que estaba entre la tierra y los cielos, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalem. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 David alzó los ojos y vio al ángel de Yahveh que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.

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1 Crónicas 21:16
15 Tagairtí Cros  

De modo que arrojó al hombre, y colocó al frente del jardín de Edén los querubines y una espada de fuego que daba vueltas por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.


Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.


Y ACONTECIÓ que como le oyese el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, y cubriéndose de saco, entró en la Casa de Jehová.


Y oró Eliseo, diciendo: ¡Jehová,  ruégote le abras los ojos, para que pueda ver! Y Jehová abrió los ojos del mozo, y vió; ¡y he aquí que el cerro estaba lleno de caballos y carros de fuego en derredor de Eliseo!


Sí, fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mas los brazos de Faraón caerán: y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová, cuando pusiere mi espada en mano del rey de Babilonia, y él la extendiere contra la tierra de Egipto.


¶Y aconteció, mientras ellos iban matando y yo fuí dejado, que caí sobre mi rostro, y clamé, diciendo: ¡Ah Jehová, Señor! ¿vas a destruir a todo el residuo de Israel, derramando tu ardiente indignación sobre Jerusalem?


Moisés y Aarón cayeron entonces sobre sus rostros delante de toda la Asamblea de la Congregación de los hijos de Israel.


Mas ellos cayeron sobre sus rostros, y dijeron: Oh Dios, el Dios de los espíritus de toda carne, ¿ha de ser que pecando un solo hombre, tú estalles en ira contra toda la Congregación?


Y el asna vió al Ángel de Jehová puesto de pie en mitad del camino, con su espada desenvainada en la mano; por lo cual desvióse el asna del camino, y, se iba por el campo. Y Balaam dió de palos al asna para hacerla volver al camino.


Entonces Jehová quitó el velo de los ojos de Balaam, de modo que vió al Ángel de Jehová puesto de pie en mitad del camino, con su espada desenvainada en la mano; e inclinó la cabeza y postróse sobre su rostro.


Porque sucedió que como iba subiendo la llama de sobre el altar hacia el cielo, subió también el Ángel de Jehová con la llama del altar: y como lo viesen Manoa y su mujer, cayeron a tierra sobre sus rostros.


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