1 Corintios 2:11 - Biblia Version Moderna (1929)

¹¹ ¿Pues quién de los hombres conoce las cosas de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? así también las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

¹¹ Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹¹ Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹¹ En efecto, nadie nos conoce como nuestro espíritu, porque está en nosotros. De igual modo, sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹¹ Pues ¿quién de los hombres sabe lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie ha conocido las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹¹ ¿Quién es el que sabe lo que hay en el hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? De la misma manera, sólo el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios.

1 Corintios 2:11 Tagairtí Cros

Job 15:8

¿Has escuchado las consultas de Dios? ¿y has apropiado para ti mismo la ciencia?

Proverbios 14:10

El corazón conoce su propia amargura, y en su gozo no se entromete el extraño.

Proverbios 20:27

Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña todo lo más recóndito del cuerpo.

Proverbios 20:5

Como aguas profundas son los designios en el corazón de un hombre; mas el varón de entendimiento sabrá sacarlos.

Jeremías 17:9

Engañoso es el corazón más que a todas las cosas y es desesperadamente malo; ¿quién podrá conocerlo?

1 Corintios 12:8

Porque a uno, por medio del Espíritu, le es dada palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu;

1 Corintios 2:10

Pero a nosotros nos las ha revelado Dios por medio de su Espíritu; porque el Espíritu escudriña todas las cosas, y aun las cosas profundas de Dios.