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1 Corintios 15:45 - Biblia Version Moderna (1929)

45 Así también está escrito: El primer hombre, Adam, vino a ser alma viviente: mas el postrer Adam vino a ser un espíritu vivificador.

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Biblia Reina Valera 1960

45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

45 Las Escrituras nos dicen: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente», pero el último Adán —es decir, Cristo— es un Espíritu que da vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

45 Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y vida; el último Adán, en cambio, será espíritu que da vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

45 Así también está escrito: El primer hombre, Adam, fue hecho un ser viviente;° el postrer Adam, un espíritu vivificante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

45 Así está escrito: El primer hombre, Adán, fue ser viviente; el último Adán, espíritu vivificante.

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1 Corintios 15:45
35 Tagairtí Cros  

Y Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en sus narices aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente.


En él era la vida; y la vida era la luz de los hombres.


El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.


y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.


Todavía un poco, y el mundo no me verá más; vosotros empero me veréis: por cuanto yo vivo, vosotros también viviréis.


Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.


Jesús respondió y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le habrías pedido a él, y él te hubiera dado agua viva.


mas el que bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua, que brote para vida eterna.


Pues como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.


Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo.


El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.


Como el Padre viviente me envió, y yo vivo por medio del Padre, así el que me come, éste también vivirá por medio de mí.


Es el espíritu el que da vida, la carne de nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado espíritu y vida son.


Respondióle Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? ¡tú tienes las palabras de vida eterna:


y disteis muerte al Autor de la vida; a quien Dios ha resucitado de entre los muertos: de lo cual nosotros somos testigos.


Porque si por la transgresión del uno, la muerte reinó por medio del uno, mucho más, los que han recibido la abundancia de la gracia y del don de la justicia, reinarán en vida por medio del otro, Jesucristo.


para que, de la manera que reinó el pecado en muerte, así también reinase la gracia, por medio de justicia, a vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor.


Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.


Empero no fué primero lo espiritual, sino lo natural, y después lo espiritual.


el cual transformará nuestro vil cuerpo, para que sea hecho semejante a su cuerpo glorioso, según la operación de aquel poder con que puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.


Cuando Cristo, el cual es nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados juntamente con él en gloria.


¿cuánto más la sangre de Cristo (el cual por medio del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mácula  a Dios) limpiará vuestra conciencia de las obras muertas, para servir al Dios vivo?


¶Y el segundo derramó su tazón en el mar, el cual se convirtió en sangre, como de muerto; y toda alma viviente, de las que había en el mar, murió.


Y díjome: ¡Hecho está!  Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tuviere sed, le daré a beber de la fuente del agua de la vida, de balde.


Y ME mostró un río de agua de vida, resplandeciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la ciudad.


¶Y el Espíritu y la esposa dicen ¡Ven! y el que oye, diga: ¡Ven! y el que tiene sed, ¡venga! ¡y el que quiera, tome del agua de la vida, de balde!


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