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Zacarías 1:8 - Biblia Martin Nieto

8 'Tuve un sueño durante la noche. Vi un jinete sobre un caballo rojo, que estaba entre los mirtos que había en un valle profundo; detrás de él había caballos rojos, alazanes, negros y blancos.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 En una visión durante la noche, vi a un hombre montado en un caballo rojo que estaba entre unos arrayanes en un pequeño valle. Detrás de él había jinetes en caballos rojos, marrones y blancos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 He tenido una visión esta noche: Había un hombre montado en un caballo rojo que estaba en medio de los arrayanes, de raíces muy profundas. Lo seguían caballos rojos, alazanes, negros y blancos. Yo entonces pregunté '¿Qué son éstos, Señor?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Vi de noche, y he aquí un varón cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los mirtos de la hondonada, y detrás de él había caballos bermejos, alazanos y blancos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 he tenido una visión durante la noche: había un hombre, montado en un caballo alazán, entre los mirtos que hay en la hondonada. Detrás de él había caballos alazanes, castaños y blancos.

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Zacarías 1:8
26 Tagairtí Cros  

Pero Dios visitó a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: 'Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, porque es una mujer casada'.


Y Dios habló a Israel en una visión nocturna: '¡Jacob! ¡Jacob!'. Él respondió: 'Aquí estoy'.


En Gabaón el Señor se apareció a Salomón en sueños durante la noche y le dijo: 'Pide lo que quieras y yo te lo daré'.


Al saberlo, publicaron este bando por todas sus ciudades y en Jerusalén: 'Id al monte y traed ramos de olivo, de pino, de mirto, de palma y de otros árboles frondosos para hacer cabañas, como está prescrito'.


Cuando el espíritu divaga en las visiones de la noche, cuando el sopor a los hombres invade,


Mi amado es mío y yo soy suya. Él apacienta su rebaño entre los lirios.


Mi amor ha bajado a su jardín, a las eras del bálsamo, a apacentar su rebaño en los jardines, a recoger lirios.


Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivares; en la estepa plantaré cipreses, olmos y terebintos juntamente,


En lugar de zarzas crecerán cipreses, y en vez de ortigas nacerán mirtos. Y esto dará al Señor renombre, una señal eterna e imborrable.


Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido.


El enigma fue manifestado a Daniel en una visión nocturna. Y bendijo al Dios del cielo,


Yo seguía contemplando en mis visiones nocturnas: En las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; se dirigió hacia el anciano y se presentó ante él.


Daniel tomó la palabra y dijo: 'Veía yo en visiones durante la noche que los cuatro vientos del cielo agitaban el mar grande;


Y el hombre que estaba entre los mirtos dijo: Éstos son los que envió el Señor para recorrer la tierra.


Entonces se dirigieron al ángel del Señor que estaba entre los mirtos, y le dijeron: Hemos recorrido la tierra, y toda ella está tranquila y en paz.


El día veinticuatro del mes once, el mes de sebat, fue dirigida esta palabra del Señor al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Idó:


Espada, despiértate contra mi pastor y contra el hombre de mi compañía, palabra del Señor omnipotente. Hiere al pastor y las ovejas se dispersarán, yo volveré mis manos aún contra los más débiles.


El Señor les dijo: 'Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, yo me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños.


Estando un día Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre delante de él con la espada desenvainada en su mano. Josué se le acercó y le dijo: '¿Eres de los nuestros o de los enemigos?'.


Escribe al ángel de la Iglesia de Éfeso: Esto es lo que dice el que tiene las siete estrellas, el que camina en medio de los siete candelabros de oro.


Vi aparecer un caballo blanco; el jinete tenía arco, se le dio una corona y salió como vencedor y para vencer.


Y salió otro caballo rojo; a su jinete se le dio poder para quitar la paz de la tierra y hacer que los hombres se mataran unos a otros, y se le dio una gran espada.


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