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Zacarías 1:6 - Biblia Martin Nieto

6 Pero mis palabras y los preceptos que mandé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron a vuestros padres? Entonces se convirtieron y dijeron: El Señor había pensado tratarnos según nuestra conducta y nuestras acciones, y así nos ha tratado'.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pero todo lo que dije por medio de mis siervos, los profetas, les ocurrió a sus antepasados, tal como lo dije. En consecuencia, ellos se arrepintieron y dijeron: ‘Hemos recibido lo que merecíamos del Señor de los Ejércitos Celestiales. Él ha hecho lo que dijo que haría’”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Pero mis palabras y mis órdenes que yo había dado a mis servidores, los profetas, se cumplieron en sus padres de tal manera que volvieron a mí y reconocieron: Yavé de los Ejércitos nos ha tratado como lo había resuelto, conforme a nuestra conducta y manera de proceder.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero mis palabras y mis preceptos que ordené por medio de mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Entonces se convirtieron diciendo: Tal como YHVH Sebaot se propuso hacer con nosotros a causa de nuestros caminos y de nuestras obras, así ha hecho con nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Pero mis palabras y mis preceptos, que encomendé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron, acaso, a vuestros padres? Por eso se convirtieron y dijeron: 'Yahveh Sebaot obró con nosotros según nuestra conducta y nuestras acciones, como había determinado hacer'.

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Zacarías 1:6
46 Tagairtí Cros  

Así se cumplió la palabra que el Señor había dado a Jehú: 'Tus hijos se sentarán en el trono hasta la cuarta generación'. Y así sucedió.


¡Volved, no seáis injustos! ¡Volved, que mi justicia aún sigue en pie!


y lo que quede del número de los valientes arqueros de Quedar no será casi nada, porque el Señor, Dios de Israel, ha hablado.


el que confirma la palabra de sus servidores y cumple el consejo de sus enviados; el que dice a Jerusalén: Serás habitada, y a las ciudades de Judá: Seréis reconstruidas; yo realzaré sus ruinas;


¡Oh, todos los que estáis sedientos, id por agua, aunque no tengáis dinero! Venid, comprad grano y comed, sin dinero y sin pagar, vino y leche.


así la palabra que sale de mi boca no vuelve a mí sin resultado, sin haber hecho lo que yo quería y haber llevado a cabo su misión.


La ira del Señor no volverá atrás hasta que no haya ejecutado y realizado los designios de su corazón. En los tiempos futuros comprenderéis bien esto.


pero pensad y tened en cuenta que, si me matáis, derramaréis sangre inocente sobre vosotros mismos, sobre esta ciudad y sus habitantes, porque es verdad que el Señor me ha mandado a vosotros a pronunciar todas estas palabras para que las escuchéis'.


Y aquel año, en el mes séptimo, murió el profeta Ananías.


Mira, los terraplenes que han levantado para el asalto alcanzan ya la ciudad, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Todo lo que has anunciado se está verificando, y tú lo ves.


'Toma otro libro y vuelve a escribir en él las mismas palabras que había en el libro anterior quemado por Joaquín, rey de Judá.


'Vete a decir al etíope Ebedmélec: Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Mira: yo voy a cumplir sobre esta ciudad mis palabras, palabras de desgracia, que no de ventura. El día en que todo esto se cumpla ante tus propios ojos,


Circuncidaos para el Señor, quitad el prepucio de vuestro corazón, oh gentes de Judá, habitantes de Jerusalén, no sea que estalle mi furor como fuego y arda sin que haya quien lo apague por la maldad de vuestras obras'.


Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Ya habéis visto todos los males que yo he mandado sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; hoy son un montón de ruinas sin un alma que habite en ellas


salvo unos pocos escapados a la espada, que regresarán de Egipto a la tierra de Judá. Entonces todos los supervivientes de Judá que han venido a refugiarse en Egipto sabrán qué palabra se ha cumplido, si la mía o la de ellos.


Y ahora os voy a dar la señal -dice el Señor- de que os he de castigar en este lugar, para que sepáis que mis palabras se cumplirán sin remedio en vosotros para desgracia vuestra.


Por eso se encendieron mi furor y mi cólera y consumieron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, dejándolas convertidas en desolación y ruinas, como lo están actualmente.


Por eso así habla el Señor, Dios todopoderoso: He aquí lo que va a ocurrir por haber afirmado tales cosas. Yo pondré mis palabras en tu boca como un fuego, y haré de este pueblo leña que él devorará.


Pero el Señor es muy justo, porque yo me rebelé contra sus leyes. ¡Oh, escuchad, pueblos todos, y mirad mi dolor; mis doncellas y mis jóvenes han marchado al destierro!


El Señor ha realizado lo que había decidido, ha cumplido su palabra pronunciada desde antiguo; ha destruido sin piedad, ha hecho que se ría de ti tu adversario, ha acrecentado el poder de tu enemigo.


Nosotros pecamos y fuimos rebeldes; ¡tú nos has perdonado!


Entonces os acordaréis de vuestra conducta, de todas las acciones con las cuales os manchasteis, y sentiréis asco de vosotros mismos por todas las injusticias que habéis cometido.


Y me dijo: 'Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: ¡Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, estamos perdidos para siempre!


Aún tenía el rey la palabra en la boca, cuando se oyó una voz del cielo: 'A ti te hablo, Nabucodonosor; se te ha quitado el imperio;


Efraín será una ruina el día del castigo: para las tribus de Israel hago saber lo irreparable.


Toda su perversidad se manifestó en Guilgal; sí, allí les cobré odio. Por la crueldad de sus acciones, los echaré de mi casa; ya no he de amarlos más; todos sus jefes son rebeldes.


A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: 'No se acercará a nosotros ni nos alcanzará la desgracia'.


El día veinticuatro del mes once, el mes de sebat, fue dirigida esta palabra del Señor al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Idó:


Entonces vosotros volveréis a ver la diferencia que hay entre el justo y el injusto, entre quien sirve al Señor y quien no le sirve.


No es Dios un hombre para que mienta, ni un ser humano para que cambie de opinión. ¿Dice él y no hace? ¿Habla y no cumple?


Pero si no obráis así, pecaréis contra el Señor, y sabed que vuestro pecado pesará sobre vosotros.


y os trataré a vosotros como había pensado tratarlos a ellos'.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


Pero si no obedeces al Señor, tu Dios, y no pones en práctica todos sus mandamientos y todas sus leyes que yo te prescribo hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán las maldiciones siguientes:


Vendrán sobre ti y te alcanzarán las bendiciones siguientes por haber obedecido al Señor, tu Dios.


El Señor mandará contra ti maldición, angustia y pánico en todas tus empresas, y en poco tiempo serás totalmente destruido por haberlo abandonado con tus malas acciones.


Todas estas maldiciones vendrán sobre ti, te perseguirán y te alcanzarán hasta destruirte por no haber obedecido al Señor, tu Dios, observando los mandamientos y leyes que él te ha prescrito.


Hermanos, vosotros no vivís en la oscuridad para que ese día pueda sorprenderos, como el ladrón.


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