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Salmos 77:2 - Biblia Martin Nieto

2 Yo llamo a Dios gritando, yo llamo a Dios, y él me escucha.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Al Señor busqué en el día de mi angustia; Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Cuando estaba en graves dificultades, busqué al Señor. Toda la noche oré con las manos levantadas hacia el cielo, pero mi alma no encontró consuelo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Busqué al Señor en el momento de la prueba, de noche sin descanso hacia él tendí mi mano y mi alma se negó a ser consolada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 En el día de mi angustia busqué a Adonay; A Él alzaba mis manos de noche sin descanso, Mi alma rehusaba consuelo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Mi voz hacia el Señor, yo me lamento, mi voz hacia el Señor, y él me escucha.

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Salmos 77:2
29 Tagairtí Cros  

Él le preguntó: '¿Cómo te llamas?'. Contestó: 'Jacob'.


Sus hijos y sus hijas fueron todos a consolarle, pero él rechazó todo consuelo y dijo: 'Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo'. Y su padre lo lloró.


Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, o el enemigo del pueblo asedie una de sus ciudades, o cuando hubiere cualquier otra plaga o epidemia,


Pero si tú ordenas tu corazón y tiendes tus manos hacia él,


los lazos del abismo me liaban, se tendían ante mí las trampas de la muerte.


invócame cuando estés angustiado; yo te libraré y tú deberás glorificarme'.


Yo invocaré a Dios, el Señor me salvará.


me saciaré como en banquete espléndido, mi boca te alabará con labios jubilosos.


en el día de mi angustia yo te llamo porque tú siempre me escuchas.


El espíritu del hombre le sostiene en su enfermedad; pero al espíritu abatido, ¿quién le sostendrá?


Señor, en la angustia te buscábamos; te hemos invocado mientras tu castigo nos hería.


Mi alma te ansía por la noche, y mi espíritu, en mi interior, te espera a la mañana; pues cuando tus juicios se ejecutan en la tierra, aprenden justicia los habitantes del mundo.


Esto dice el Señor: Un grito se ha oído en Ramá, un lamento, llanto amargo: es Raquel, que llora a sus hijos, y no quiere consolarse de sus hijos porque ya no existen.


Efraín ha visto su enfermedad y Judá su llaga. Efraín ha acudido a Asiria y ha enviado mensajeros al gran rey; pero éste no podrá sanaros, ni curará vuestra llaga.


Venid, volvamos al Señor: él ha desgarrado, él nos curará; él ha herido, él nos vendará.


Los judíos que estaban en casa de María y la consolaban, al verla levantarse y salir tan aprisa, la siguieron, creyendo que iba al sepulcro a llorar.


Él, en los días de su vida mortal, presentó con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado en atención a su obediencia;


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