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Salmos 68:1 - Biblia Martin Nieto

1 Al maestro de coro. Salmo de David. Cántico

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Biblia Reina Valera 1960

1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Levántate, oh Dios, y dispersa a tus enemigos; que todos los que odian a Dios corran por sus vidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Que Dios se pare y sus enemigos se dispersen, que huyan ante él los que lo odian.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. Salmo de David. Cántico. ¡Levántese ’Elohim y sean esparcidos sus enemigos! ¡Huyan de su presencia° quienes lo aborrecen!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director. De David. Salmo. Canto.

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Salmos 68:1
21 Tagairtí Cros  

Ahora, pues, levántate, Señor Dios, ven al lugar de tu morada, ven con el arca de tu poder. Que tus sacerdotes, Señor Dios, se revistan de salvación, que tus fieles gocen de felicidad.


Sí, el rey confía en el Señor, por la gracia del altísimo es inquebrantable.


Nuestra alma está hundida en el polvo y nuestro vientre se arrastra por el suelo.


mi Dios viene a mi encuentro con su amor, me hará ver la derrota de mis enemigos.


alas de paloma con un baño de plata, plumas refulgentes con un baño de oro, mientras vosotros en el aprisco descansáis.


Que en tu santuario, en lo alto de Jerusalén, te ofrezcan presentes los monarcas.


Tú dominas el mar embravecido, tú aplacas sus olas encrespadas;


No te postrarás ante ella ni le darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,


A la voz de tu amenaza huyen los pueblos; al levantarte tú, se dispersan las naciones.


Cuando se cumplan los días del asedio, quemarás al fuego una tercera parte en medio de la ciudad, otra tercera parte la cortarás a espada en sus alrededores y la otra la esparcirás al viento, mientras que yo desenvainaré la espada detrás de ellos.


Entonces se hizo pedazos todo: el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de la era en verano, y fueron arrebatados por el viento sin que quedara rastro alguno de ellos; en cambio, la piedra que había herido a la estatua se convirtió en un gran monte, que llenó la tierra entera.


Cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: '¡Levántate, Señor, y sean dispersados tus enemigos; huyan ante ti los que te odian!'.


y que castiga en su propia persona a los que lo odian. Hace perecer sin tardanza a quien le odia, y lo hiere con castigo personal.


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