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Salmos 137:1 - Biblia Martin Nieto

1 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Junto a los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sion.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Junto a los ríos de Babilonia, nos sentamos y lloramos al pensar en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Al borde de los canales de Babilonia nos sentábamos y llorábamos

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos, Acordándonos de Sión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 A la orilla de los ríos de Babel estábamos sentados y llorábamos, recordando a Sión.

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Salmos 137:1
27 Tagairtí Cros  

Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para nosotros, nuestras familias y toda nuestra hacienda.


Por fin partimos del río Ahavá hacia Jerusalén el día doce del primer mes; nuestro Dios nos protegió durante el viaje, y nos libró de toda violencia de enemigos y saqueadores.


dije al rey: 'Oh rey, vive eternamente. ¿Cómo no he de estar triste, cuando la ciudad donde están las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas consumidas por el fuego?'.


Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, y a lo largo del día me repiten: '¿Dónde está tu Dios?'.


Alegraos con Jerusalén, regocijaos por ella todos los que su duelo soportáis,


'Toma el cinturón que has comprado y que llevas a la cintura, levántate, vete al Éufrates y escóndelo allí en la grieta de una roca'.


Jamás he ido a divertirme a una reunión de burlones; bajo el peso de tu mano he estado solitario, pues tú me habías llenado de tu ira.


¡Oh, tú que moras a orillas de aguas abundantes, cuajada de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino!


El grito de angustia de la hija de mi pueblo se escucha a todo lo largo del país. '¿Ya no está el Señor en Sión? ¿Su rey ya no está allí?'. ¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con sus divinidades extranjeras?


Por todo estoy llorando, se derriten en lágrimas mis ojos, porque está lejos de mí el consolador, que me devuelva la vida. Mis hijos están desolados, porque ha triunfado el enemigo.


¡Grita por ti al Señor, oh virgen, hija de Sión; deja correr como un torrente tu llanto de día y de noche; no te des tregua a ti misma, ni descanse la pupila de tus ojos!


Arroyos de lágrimas fluyen de mis ojos por la ruina de la hija de mi pueblo.


Me duelen mis ojos ante el espectáculo de todas las hijas de mi ciudad.


El año treinta, el mes cuarto, el día cinco del mes, me encontraba yo entre los deportados junto al río Quebar, cuando se abrieron los cielos y contemplé visiones divinas.


fue dirigida la palabra del Señor a Ezequiel, hijo de Buzi, sacerdote, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar. Y allí el Señor puso su mano sobre él.


Llegué a Tel-Abib, junto a los deportados que habitaban a lo largo del río Quebar, allí donde ellos habitaban, y permanecí como aturdido siete días en medio de ellos.


Me dirigí al Señor implorándole con oraciones y súplicas, con ayuno, sayal y ceniza.


Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,


Yo haré que mis dos testigos profeticen vestidos de saco durante mil doscientos sesenta días'.


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