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Salmos 122:6 - Biblia Martin Nieto

6 Pedid la paz para Jerusalén: 'Que vivan tranquilos tus amigos,

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Oren por la paz de Jerusalén; que todos los que aman a esta ciudad prosperen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Para Jerusalén pidan la paz: '¡Que vivan tranquilos los que te aman!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Rogad por la paz de Jerusalem, Sean prosperados los que te aman.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Saludad así a Jerusalén: 'Prospere el que te ama,

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Salmos 122:6
16 Tagairtí Cros  

Yo bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán bendecidas todas las comunidades de la tierra'.


Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que uno de cada diez viniese a habitar en Jerusalén, la ciudad santa, quedando los otros nueve en las ciudades.


El pueblo bendijo a todos los que se ofrecían voluntarios para residir en Jerusalén.


Le entregó también una copia del decreto de exterminio, publicado en Susa, para que lo entregase a Ester y estuviese informada.


Tú no quieres ofrendas ni holocaustos; si te los ofreciera, no los aceptarías.


No le deis tregua a él, hasta que restablezca a Jerusalén y la constituya como gloria en medio de la tierra.


Alegraos con Jerusalén, regocijaos por ella todos los que su duelo soportáis,


Procurad el bien de la nación adonde yo os he deportado y rogad por ella al Señor, porque su prosperidad será también la vuestra.


Vosotros, los escapados de la espada, salid, no os detengáis. Invocad al Señor en esta tierra lejana y acordaos de Jerusalén.


Se agazapa, se echa como un león, como una leona. ¿Quién lo levantará? ¡Bendito sea el que te bendiga, y maldito el que te maldiga!'.


Que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.


Esforzaos por mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz.


Que el Señor de la paz os dé él mismo la paz, siempre y en todos los órdenes. El Señor esté con todos vosotros.


Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.


Por mi parte, lejos de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por vosotros y de enseñaros el camino bueno y recto.


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