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Salmos 109:18 - Biblia Martin Nieto

18 se vista de maldición como de un manto; penetre como el agua en sus entrañas, igual que aceite dentro de sus huesos;

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Biblia Reina Valera 1960

18 Se vistió de maldición como de su vestido, Y entró como agua en sus entrañas, Y como aceite en sus huesos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Maldecir le resulta tan natural como la ropa que usa, o el agua que bebe o los alimentos deliciosos que come.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Se puso la maldición como su ropa: que le penetre hasta el fondo como el agua y le cale como aceite hasta sus huesos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Como de su manto, se vistió de maldición, Y ella entró como agua en sus entrañas, Como aceite en sus huesos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 tomó la maldición como vestido, que como agua penetre en su interior, como aceite en sus huesos;

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Salmos 109:18
14 Tagairtí Cros  

De justicia me había vestido y ella me cubría, la justicia era mi manto y mi turbante.


sea como vestido que lo cubra y como cinto que lo ciña siempre'.


por eso su collar es la soberbia, la violencia su vestido;


Entre esta agua de maldición en tus entrañas hasta que se hinche tu vientre y malogre tu criatura. La mujer contestará: ¡Que así sea!


Cuando haya bebido el agua, si realmente se ha deshonrado engañando a su marido, el agua de la maldición entrará en ella y le producirá amargura, su vientre se hinchará, su criatura se malogrará y vendrá a ser objeto de maldición en medio de su pueblo.


El hijo del hombre se va, según está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el hijo del hombre es entregado! ¡Mejor le fuera no haber nacido!'.


Con lo que le dieron por el delito se compró un terreno, en el que se tiró de cabeza desde lo alto, se reventó por medio y se desparramaron todas sus entrañas.


para ocupar en este ministerio del apostolado el puesto que abandonó Judas para irse a su lugar'.


Dios os ama y os ha elegido para que seáis miembros de su pueblo. Por tanto, sed compasivos, bondadosos, humildes, pacientes y comprensivos.


Pero ahora dejad todo eso: la ira, el rencor, la malicia, los insultos y las groserías.


De igual manera vosotros, jóvenes, vivid sumisos a los ancianos. Revestíos todos mutuamente de humildad, como servidores unos de los otros; porque Dios se enfrenta a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.


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